domingo, 29 de abril de 2012

Cuando los Hijos tienen el Control


Uno de los problemas comunes que se observa en las familias de hoy, son padres que admiten tener dificultad para poner límites a sus hijos. Y es que la mayoría de padres de esta generación no se identifican con una educación basada en el autoritarismo, sin embargo, la mayoría, por miedo a no ser aquellos padres, terminan cayendo en el otro extremo: la “permisividad”. Pero qué pasa,  al ver que este estilo de disciplina no funciona, empiezan a ser autoritarios; luego surge la culpa y vuelven a ser permisivos, creando gran inestabilidad en los niños, quienes terminan haciendo lo que creen más conveniente.
Ser padres permisivos significa educar a los hijos con ausencia de límites, lo que implica falta de respeto a nosotros mismos, libertad sin orden, darles opciones ilimitadas y por lo tanto enseñarles que todo lo que ellos quieren es absolutamente válido, aún cuando esto signifique perjudicar a los demás.
Por otro lado, ser padres autoritarios significa tener un control excesivo sobre nuestros hijos, ausencia de libertad para que tomen decisiones y falta de respeto hacia ellos, en pocas palabras  “ahora haces esto porque yo mando.”
Llegar a un punto medio donde se puedan establecer límites con amabilidad, es educar con dignidad y respeto, buscando la cooperación de nuestros hijos y desarrollando en ellos valiosas habilidades de vida sin llegar a excesos ni decisiones extremistas.
 ¿Cómo lo hacemos?
Ten presente que, si bien el autoritarismo aplasta, la permisividad y sobreprotección ahogan. Los hijos necesitan percibir que estamos a la cabeza de sus vidas como líderes capaces de sujetarlos cuando no se puedan contener y de guiarlos mientras no saben para dónde ir. Sólo una actitud firme, consistente  respetuosa les permitirá confiar en nuestra capacidad y en su propia capacidad.  Aquí  algunas sugerencias a partir de la disciplina positiva que nos podrían ayudar a ser firmes y amables al mismo tiempo:
  • En vez de dar órdenes, haz preguntas que inviten a la reflexión, Jane Nelsen llama a esto “preguntas curiosas”  (¿qué piensas respecto a…,? ¿qué sientes…?, ¿qué has decidido…?).
  • Habla menos y actúa más. Acércate a tu hijo y muéstrale lo que tiene que hacer, en vez de decir “1000 veces los mismo” desde lejos, esperando que “obedezca” rápidamente.
  • Practica la escucha activa. Deja de hablar un momento y trata de escuchar las palabras y el mensaje detrás de las palabras.
  • Crea rutinas y luego recuérdale qué es lo que habían acordado. Ej. Tu hijo se levanta de la mesa al terminar de comer y va directo a jugar, entonces le puedes recordar “¿qué es lo que tenemos que hacer después de cenar?”
  • Dale opciones limitadas, esto les dará la sensación de que no tienen que obedecer todo a rajatabla y que tienen la opción de elegir.
  • Decide lo que harás y se consecuente.  Jugaré contigo, apenas termines de hacer las tareas.
  • Practica el autocontrol. Cuando entramos en la lucha de poder queremos CONTROLAR todo, pero cuanto más controladores queremos ser, más DESCONTROLADOS nos volvemos. A la primera persona que tenemos que controlar es a nosotros mismos.
  • Ponerse de acuerdo. Ambos padres tienen que manejar el mismo estilo de crianza para no crear confusión en los hijos que inviten a buscar “al más bueno” .
  • Involucra a tus hijos en la solución de problemas. Esto hace que los chicos desarrollen el  sentido de pertenencia, estén motivados a asumir sus responsabilidades y estén menos propensos a desobedecer.

 “Nunca he visto a un niño con aires de poder sin un adulto con aires de poder cerca de él”
Jane Nelsen


 Ps. Gina Graham – Certified Positive Discipline Parenting & Classroom Educator.

Depresión Infantil



Fuente: Artículo escrito para la Revista Mamagazine, edición Diciembre. Ps. Gina Graham - Certified Positive Discipline Parenting & Classroom, Educator.
Qué madre o padre no ha pasado por aquellos momentos donde los  hijos se quejan de todo, se enojan, no quieren jugar con nadie o se desconcentran fácilmente a la hora de estudiar. Los notamos un poco “tristes” pero al día siguiente o al cabo de unos días, esa tristeza desaparece.
Y es que, es casi seguro que muchos niños alguna vez en su vida han han tenido un episodio de tristeza, sin embargo, cuando esa conducta o estado anímico persiste por varias semanas, aunado a otros síntomas como disminución de la vitalidad, alteraciones en el sueño y la alimentación, podemos estar frente a un trastorno: la depresión infantil.
Hasta hace poco, no se sabía mucho del tema, es más, no se admitía la existencia de la depresión infantil, pero hoy en día se sabe que sí existe y además tiene síntomas comunes a la depresión en los adultos, pero con manifestaciones diferentes que pueden ser observadas a través de la conducta.
Los factores que desencadenan la depresión son complicados y normalmente varían de un niño a otro, siendo algunos de ellos, los factores biológicos y genéticos, los ambientales y los psicológicos; generalmente, el origen de la depresión incluye una combinación de todos estos factores que actúan de manera simultánea.
Según los expertos, la depresión es causada por un desequilibrio en determinados neurotrasmisores del cerebro (por una reducción en los niveles de serotonina, norepinefrina y dopamina). Sin embargo, es posible que este desequilibrio sea motivado a la vez por factores ambientales, es decir, determinados acontecimientos en la vida del niño, que sobrepasaron los sus propios recursos de afrontamiento: (Ej. Divorcio de los padres, pérdida de una mascota, fracaso escolar, rechazo de los amigos, muerte de un familiar, una enfermedad, etc.).
Ente algunos de los síntomas observables que pueden alertar a la familia, para intervenir a tiempo, tenemos: la tristeza, irritabilidad, anhedonia (pérdida del placer),sentimiento de culpa, lloran con facilidad, falta del sentido del humor, sentimiento de no ser querido, baja autoestima, asilamiento, cambios en el sueño, pérdida de apetito, hiperactividad, pensamientos suicidas que pueden develarse el frases tales como “estarían estuvieran sin mi” “mejor no hubiera nacido” etc.
Si sospecha que su hijo puede estar presentando alguno o varios de los síntomas mencionados, no ignore los síntomas, por el contrario, dedíquele un tiempo especial, creando un ambiente cercano y de confianza.
Esté atento a los mensajes detrás de la conducta, es decir, si lo escucha decir constantemente “no sirvo para nada”, “soy un tonto” etc,, sea curioso y hágale preguntas sobre sus sentimientos y pensamientos. 
Ayúdelo a disfrutar de las cosas que le brinda la vida; programe salidas, muéstrese de buen humor, etc. Los niños con depresión, tienen una percepción sesgada de la realidad donde todo lo ven de la misma manera, por lo tanto nada les parece divertido.
Frente a la mala conducta sea firme y amable al mismo tiempo. Antes de corregir, conéctese emocionalmente con su hijo, muéstrele abiertamente su cariño con palabras y acciones.
Motívelo sin adularlo. Ayúdelo a fijarse metas realistas y anime constantemente sus pequeños pasos y grandes progresos.
Evite etiquetarlo con mensajes absolutistas como: "eres un malcriado", "nunca me haces caso, en vez de eso hágale preguntas que inviten a la solución de problemas “Qué” y “Cómo”, "¿Qué podrías hacer para...? ¿Cómo harías…? ¿y qué más?", converse con él, rebata sus ideas y creencias irracionales.
Y por último, busque ayuda y apoyo profesional de inmediato. Un diagnóstico temprano puede marcar la diferencia en el tratamiento y curso de la enfermedad.
Siempre es bueno recordar la importancia de la familia en la vida del ser humano, mucho más en el caso de los niños y adolescentes, es por ello que debemos PREVENIR. ¿Cómo? Pues desarrollando en nuestros hijos factores protectores que los ayuden a sobrellevar situaciones difíciles en la vida, afrontar problemas y manejar de manera adecuada las frustraciones. Es decir, propiciar un clima de confianza a través de una disciplina positiva que estimule la comunicación, respeto mutuo y amor entre sus miembros.
 “Cuando sientas tristeza o disgusto por algo que ha pasado acuérdate de las cosas buenas y no pierdas nunca la ilusión por ti mismo"

Temperamento, Carácter y Personalidad


Fuente: Artículo escrito para la revista Mamagazine para la edición Diciembre 2011.
Se ha preguntado ¿Cómo se va formando la personalidad de nuestros hijos? ¿Los padres podemos influir para moldear su carácter? ¿Qué hace que nuestros hijos tengan diferente temperamento?
Sabemos por experiencia, que no existe en el mundo dos personas iguales, nuestra personalidad, temperamento y carácter difieren de una a otra persona, incluso, en el caso de hermanos que forman parte de una misma familia, que han compartido el mismo techo y han sido criados bajo los mismos parámetros y valores son radicalmente diferentes.  Se ha preguntado por qué.
Estos tres términos, temperamento, carácter y personalidad son confundidos constantemente como si fueran sinónimos, sin embargo el significado es diferente. El temperamento, está vinculado estrechamente a lo biológico, es decir a la carga genética heredada por nuestros padres y condicionará de cierto modo, la forma cómo reaccionamos al ambiente.   El carácter, por otro lado, es el conjunto de hábitos de comportamiento que hemos ido adquiriendo a lo largo de nuestra vida, condicionados por el aprendizaje.  La combinación e intensidad de estos dos elementos forman nuestra personalidad, de allí que cada persona sea única e irrepetible.
Sin embargo, a pesar de la importancia que se le da a la carga genética en el comportamiento, el tipo de relaciones que un niño establezca en su entorno, será crucial en el desarrollo de su personalidad.  Esto quiere decir que su comportamiento está condicionado por el ambiente y que este pueda satisfacer sus necesidades primarias de pertenencia y seguridad.
En decir, los factores genéticos son importantes, pero no determinantes. Si bien, a pesar de los avances de la ciencia, hasta la fecha no podemos “elegir” el tipo de temperamento que quisiéramos que tenga nuestro hijo, sin embargo, sí podemos influir en su carácter ¿Cómo? pues realizando cambios en nosotros mismos y creando un ambiente saludable para que nuestro hijo pueda desarrollar al máximo sus potencialidades y pueda desarrollar una personalidad sana y estable.
Para ello, la clave está en el tipo de crianza que le brinde a su hijo, basada en el respeto mutuo, en la igualdad de trato y desarrollando un sentido de pertenencia e importancia, para lograrlo le recomendamos:










  • Establece una relación cordial con sus hijos, donde puedan experimentar emociones positivas de manera mutua.
  • Trata tus hijos con dignidad y respeto. Sólo así se sentirán y se comportarán mejor.
  • Escúchalos. Tus hijos aprenderán cómo escuchar con empatía, poniéndose en los zapatos del otro, si es que le brindas el modelo adecuado para saber cómo hacerlo.
  • Evita etiquetarlos. La conducta no define la personalidad de tu hijo, por lo tanto NO ES “desobediente”, “desordenado” “angelito” etc.
  • En vez de dar órdenes, haz preguntas que inviten a la reflexión ¿Qué piensas respecto a? ¿Cómo vas a solucionarlo? Etc.
  • Dale opciones limitadas, esto les dará la sensación de que no tienen que obedecer todo a rajatabla y están más dispuestos a colaborar.
  • Si quieres que tu hijo tenga una personalidad controlada, practica tu misma el autocontrol.
  • Involucra a tus hijos en las soluciones. Esto les dará ese ansiado sentido de pertenencia y los motivará a asumir sus responsabilidades.
  • Enséñales a expresar sus emociones de una manera asertiva sin perjudicar a los demás.
  • No te olvides darles el mensaje de amor a tus hijos. El algunas ocasiones, estamos tan metidos en nuestros problemas que nos olvidamos de recordarles a nuestros hijos cuánto los amamos.
  • Anímalos en lugar de darles recompensas, premio o elogios desmedidos. Animarlos los lleva a la autoconfianza, mientras que los elogios y recompensas los hace dependientes y adictos a la aprobación.
  • Abrázalos
  • Dedícales cantidad de tiempo y tiempo de calidad.
  • Por último, comprende el verdadero significado de la crianza y la disciplina. La disciplina no es sinónimo de castigo, la disciplina es educar, por lo tanto, evitacastigar, pensado antes en sus consecuencias a largo plazo: resentimiento, revancha, revendía y retraimiento. Es eso lo que quieres?
En conclusión, las bases adecuadas para el desarrollo de una  personalidad  sana y porque no feliz, no solo depende de la carga genética con la que viene el ser humano, sino también de las personas que lo rodean, la calidad de interacciones y relaciones afectivas que éste establezca en los diferentes contextos donde interactúa, y en el caso de los niños específicamente, también depende del tipo de crianza que practiquen sus padres.
Gina Graham
Psicóloga – Psicoterapeuta de niños y adolescentes
Certified Positive Discipline Parenting & Classroom Educator

Ya no te Quiero Mamá!!



Fuente: Artículo escrito para la Revista Mamagazine Edición Noviembre 2011Gina Graham
Psicóloga – Psicoterapeuta de niños y adolescentes
Certified Positive Discipline Parenting & Classroom Educator 
…nos partió el corazón, nos deja heladas, reaccionamos… luego, a solas, empezamos a cuestionar nuestra labor como madres “¿qué hice mal?” “¿Por qué me odia?” “¿Cómo puede tratarme así después de todo lo que hago por él?” y lo peor de todo, cuando estamos en medio de nuestro mar de confusiones, cuestionamientos y sufrimiento, nuestro hijo regresa hablando de otro tema, como si nada hubiera pasado. ¿Acaso este chico no tiene corazón?. La respuesta es sencilla, mientras nosotras nos tomamos de manera textual y personal una frase salida en un momento de cólera, nuestros hijos tienen la gran habilidad de sobreponerse rápidamente a este sentimiento.
Cuando nos tomamos las cosas de manera personal y pensamos que nuestros hijos nos están diciendo “te odio” porque realmente nos odian y por lo tanto están en nuestra contra, nos ubicamos en dos bando contrarios y por lo tanto nos defendemos. Entramos en una especie de batalla, perdemos de vista nuestros metas a futuro y nos quedamos entrampados en el problemas tratando de demostrar quién tiene el poder. Sentimientos tales como la frustración, el miedo y la cólera se apoderan de nosotras y reaccionamos con sermones, gritos o castigos que, lejos de mejorar la situación la empeoran.
¿Qué hacer?
Dedicar un tiempo para pesar detenidamente en las cosas que hacemos o decimos para generar esas respuestas. Muchas veces las cosas que hacemos para calmar la situación, hacen que avivemos el conflicto, por eso, cuando sientas que estas muy enojada, procura hablar poco, no resuelvas los problemas en ese momento, por el contrario, posterga las consecuencias; frases como “más tarde hablaremos al respecto” ó “veo que estás enojado, cuando te sientas mejor hablamos”  ayudan mucho.
Demostrar a nuestros hijos que estamos de su lado. Esto lo hacemos cuando les enseñamos que tener cólera es un sentimiento normal, válido y aceptable, pero la forma cómo expresamos esa cólera marca la diferencia. Los niños aprenderán a que lo que sienten es natural, pero  hay límites para expresarlo.
Enseñarles lo que en disciplina positiva llamamos un positivo tiempo fuera. El cual está basado en la idea de que las personas funcionamos mejor cuando estamos calmados y se nos trata con dignidad y respeto. Y parte del respeto es también aceptar sentimientos tales como la cólera y dar el tiempo suficiente para volver a la calma y poder enfrentar el problema de manera respetuosa para todos.
Darnos y darles la oportunidad para pensar, recuperarse del error y disculparse, pero por propia voluntad y de manera sincera y no porque se lo pedimos u obligamos. En ese momento, les podemos decir que entendemos su enojo, pero lo que nos dijo nos lastima. Nos sorprenderemos con sus respuestas!
No nos quedemos en la conducta solamente, busquemos cuál es la “mensaje” detrás de este TE ODIO, tal vez nos están diciendo que en este momento quieren estar solos o que se sienten frustrados porque las cosas no le salen como les gusta.  Recuerda, no es contigo, es con lo que sienten por la situación.
Mostrar amor incondicional, los chicos necesitan saber que a pesar de cualquiera cosa que ellos hagan o digan, nuestro cariño hacia ellos no está en juego. Pero si gastamos tiempo con sermones y castigos, creen ustedes que ellos sentirán que estamos de su lado? Mejor nos enfocamos en enseñarles habilidades para la vida, buscando cercanía y compresión.
Recuerda que “antes de buscar la razón, hay que encontrar al corazón”. Cuando desarrollamos la conexión con nuestros hijos, antes que la corrección, ejercemos una gran influencia sobre ellos.
Escrito por: Ps. Gina Graham Certified Positive Discipline Parenting & Classroom Educator

Luchas de Poder ¿Quién tiene la Victoria?


¡Aquí quien manda soy yo!
¡Te he dicho que lo hagas!
¡Obedece!!
¡Vete a la cama ahora mismo!
¡Silencio!
¡Hazlo ahora!

Para que exista un lucha de poder necesitamos dos personas como mínimo y definitivamente estas frases invitan a  nuestros hijos a que se origine una.
Cuántas veces, con el fin que nuestros hijos obedezcan, o por miedo a perder la autoridad frente a ellos  hemos caído en esta lucha.  Cuando ocurre , tanto los hijos como los padres tienen la “sensación”  de estar realizando un esfuerzo inútil, sienten que está perdiendo el control (de hecho lo están haciendo)  pero cada uno se niega a abandonar “la lucha” porque no quiere perder, pero el resultado es que de algún modo, ninguno TIENE LA VICTORIA, perdemos la paciencia, luego nos sentimos culpables y terminamos castigando y ya sabemos cuál es la consecuencia del castigo en nuestros hijos.

COMO EVITAR LAS LUCHAS DE PODER
No controlar nuestras emociones, palabras hirientes y castigos como solución dan cabida a las luchas de poder con nuestros hijos.
El comportamiento de los niños está dirigido a metas, pero el camino que toman no necesariamente es el más correcto, en este sentido, cuando entremos en una lucha de poder, busquemos la meta de nuestros hijos y tratemos de enseñarles un camino más adecuado donde ambas partes salgan ganando.  Para evitarlas, podríamos intentar:
  1. En vez de dar órdenes, haz preguntas que inviten a la reflexión, Jane Nelsen llama a esto “preguntas curiosas”  (¿qué piensas respecto a…,? ¿qué sientes…?, ¿que has decidido…?). Entonces, en vez de decir, ordena tu cuarto, tal vez podríamos decir, qué puedes hacer para que tu cuarto se vea limpio y ordenado?
  2. Habla menos y actúa más. Acércate a tu hijo y muéstrale lo que tiene que hacer, en vez de decir “1000 veces los mismo” desde lejos, esperando que “obedezca” rápidamente.
  3. Crea rutinas y luego recuérdale qué es lo que habían acordado. Ejem. Tu hijo se levanta de la mesa al terminar de comer y va directo a jugar, entonces le podemos recordar “¿qué es lo que tenemos que hacer después de cenar?”
  4. Jane Nelsen nos recomienda tener un POSITIVO TIEMPO FUERA para calmarnos y actuar pensando en lo que vamos a hacer y decir, evitando las luchas de poder.
  5. Dale opciones limitadas, esto les dará la sensación de que no tienen que obedecer todo a rajatabla y que tienen la opción de elegir.
  6. Practica el autocontrol. Cuando entramos en la lucha de poder queremos CONTROLAR todo, pero cuanto más controladores queremos ser, más DESCONTROLADOS nos volvemos. A la primera persona que tenemos que controlar es a nosotros mismos.
  7. Usa el humor. A veces es la mejor solución en momentos de crisis y sirve además para detener la lucha de poder.
  8. Ponerse de acuerdo. Ambos padres tienen que manejar el mismo estilo de crianza para no crear confusión en los hijos que inviten a buscar “al más bueno” . Recuerda que tanto el estilo permisivo como el autoritario invita a la lucha de poder, opte por una disciplina positiva.
  9. Involucra a tus hijos en la solución de problemas. Esto hace que los chicos tengan un sentido de pertenencia, estén motivados a asumir sus responsabilidades y estén menos propensos a desobedecer.
  10. Se consistente y congruente con lo que DICES y HACES.
  11. Expresa lo que sientes dando mensajes YO, evitando culpabilizar al otro por lo que pasa en ti internamente “Estoy súper cansada, colaboren con esto para poder descansar descansar¨, esto suena mejor y se acepta mejor  en vez de “Me están haciendo enojar, obedezcan de una vez, o si no…”
  12. Se FIRME Y AMABLE al mismo tiempo. Que tu expresión y tono de voz indiquen el respeto por tu hijo.  Un niño que se trata de forma respetuosa es más colaborador.
  13. No te olvides de DAR SIEMPRE TU MENSAJE DE AMOR. A veces estamos tan metidos en la lucha de poder que nos olvidamos de recordar a nuestros hijos cuánto los amamos.
  14. En vez de buscar culpables ENFOCATE EN LAS SOLUCIONES.

la Disciplina Positiva nos enseña que las luchas de poder “crean distancia y hostilidad en lugar de cercanía y confianza. La distancia y la hostilidad crean resentimiento, resistencia y rebeldía (conformismo con baja autoestima). En cambio La cercanía y la confianza crean un ambiente seguro y de confianza donde no hay temor, ni culpa, vergüenza o dolor”

Gina Graham
Psicóloga – Psicoterapeuta de niños y adolescentes
Certified Positive Discipline Parenting & Classroom Educator

“Nunca he visto a un niño con aires de poder sin un adulto con aires de poder cerca de él”
Jane Nelsen

Abusos de las Consecuencias en la Crianza de los Hjos


Hace unos días estaba conversando con dos niños quienes me contaban que se habían peleado (la situación fue que uno de ellos empezó a decirle cosas que le molestan al otro y el otro explotó, terminando con insultos y golpes). Bien, pues ellos después de este incidente esperaban sentados a su padre por la consecuencia predecible; decían "ahora nos van a castigar, mi papá se va a molestar y no vamos a poder jugar wii, etc., etc."... pero el padre, quien está practicando la disciplina positiva, decidió no hacerlo y optó por la SOLUCIÓN DE PROBLEMAS.
Se sentó con los niños, se aseguró de darles primero el mensaje de amor, un mensaje “yo” sobre lo que piensa y siente de la situación (yo pienso qué… me siento…) y luego les preguntó: qué podríamos hacer para que se lleven mejor. Los niños no supieron qué decir, simplemente "los sacaron de cuadro".  Lo interesante de esto es que en el diálogo salieron dos puntos importantes por parte de ellos: por un lado, aprender a respetar al otro y por el otro ser más tolerante.
Si este padre hubiera aplicado la consecuencias lógica establecida en esta familia (que en realidad es un castigo) Les estaría enseñando habilidades para la vida?? Creo que no, verdad?
Hay muchas personas que piensan que educar en las consecuencias es lo mejor, pues dicen que enseñan a los niños responsabilidad. Me pregunto cómo así?
Como vieron en el ejemplo, UNA CONSECUENCIA NO ES LO MISMO QUE SOLUCIÓN. Incluso, yo también era partidaria de las consecuencias en la teoría, pero me di cuenta que en la práctica no daban tan buenos resultados. Muchos niños no se hacían responsables de su conducta y muchas consecuencias no eran tan lógicas.
Jane Nelsen nos dice al respecto que “a menudo las consecuencias lógicas vienen disfrazadas de castigos” por eso enseña a los padres a ser cautos con el uso de estas y para no confundirnos, nos dice que, cuando sea apropiado usarlas tengamos en cuenta las 4Rs de las Consecuencias Lógicas:
  • Relacionada
  • Respetuosa
  • Razonable
  • Revelada con anticipación (en lo posible).
Entonces, en vez de abusar de las consecuencias lógicas, nos enfocamos en la solución de problemas. No es tan difícil!! y nos encamina a una educación a largo plazo, basada en el respeto mutuo, evitando la resistencia cuando imponemos un castigo, puesto que la solución de problemas involucra a los hijos en el proceso disciplinario y por lo tanto les da sentido de pertenencia y los empodera al hacerlos conscientes de su capacidad para tomar decisiones para fomentar el cambio en su propia vida.
¿Cómo hacerlo?
  • Identifique el problema: En el ejemplo que les di, el problema no era la pelea en sí misma, era que los niños tenían que aprender a respetarse mutuamente.
  • Preguntar a los niños qué piensan y sienten respeto a esta situación.
  • Haga una lluvia de ideas con preguntas que inviten a los hijos a plantear soluciones.
  • Escojan una solución de esa lluvia de ideas y proponga llevarla a cabo durante una semana y luego evalúen su efectividad.
  • Si funciona, EXCELENTE!; si no funciona, EMPIECEN de nuevo.
Una educación a largo plazo, basada en la disciplina positiva, requiere de constancia, paciencia y mucha práctica.
Gina Graham
Psicóloga – Psicoterapeuta de niños y adolescentes
Certified Positive Discipline Parenting & Classroom Educator

“No basta dar pasos que un día puedan conducir hasta la meta, sino que cada paso ha de ser una meta, sin dejar de ser un paso” Johann P. Eckermann

La Disciplina Positiva es una metodología basada en la teoría de Alfred Adler y Rudolf Dreikurs. El Dr. Adler en 1920 introdujo la idea de educar a los padres para la crianza de los hijos y abogó por un mejor trato a los niños basado en el respeto mutuo. En sus investigaciones descubrió que los niños que no tenían límites o eran sobreprotegidos tenían problemas  de comportamiento. Dreikurs y Adler se refieriron a este enfoque como crianza “democrática”.
En 1988, Jane Nelsen y Lynn Lott, adaptaron estos conocimientos a través de la serie de libros de Disciplina Positiva y empezaron a enseñar en clases experimentales, habilidades para padres y manejo en el salón de clase.
La Disciplina Positiva esta basada en los siguientes conceptos básicos (Adler, Dreikurs, Lott y Nelsen):


  • Tener el valor se ser imperfecto y no sentirme mal por ello.

    • Igualdad social: todos merecemos un buen trato.
    • Interés social (sentido de comunidad).
    • El comportamiento de los niños tiene un propósito: ser importantes y tener un sentido de pertenencia y conexión.
    • Detrás del comportamiento hay una creencia (de percepciones e interpretaciones).
    • Un niño que se porta mal es un niño desmotivado.
    • Los niños se portan bien, si se sienten bien.
    • Amabilidad y firmeza al mismo tiempo.
    • Respeto mutuo.
    • No es punitiva(castigo) ni permisiva.
    • Se basa en la solución de problemas.
    • Importancia de enseñar habilidades de vida a largo plazo.
    Hoy en día esta Metodología es enseñada a padres de familia en los Estados Unidos, Canadá, México, Colombia y Perú a través de sus talleres facilitados porMIEMBROS CERTIFICADOS de la Positive Discipline Association preparados especialmente para dotar a los padres de herramientas para mejorar las relaciones con sus hijos, evitar las luchas de poder y ayudarlos a desarrollar resposabilidad, autonomía y habilidades para tomar decisiones y resolver problemas.


    "De dónde sacamos la idea absurda de que, para que los niños mejoren, primero hay que hacerlos sentirse mal?" Jane Nelsen

    Crianza sin Premios, ni Castigos


    “Si acabas la comida te compro un chocolate” , “Si sales aprobado en el examen te compro el juguete que tanto querías”… “Ahora te vas a tu cuarto a pensar por pegarle a tu hermanito”, ”Una semana sin ver tele”…  y la lista sigue…  Ya no sabemos qué hacer para que nos haga caso o para controlar su comportamiento. Es entonces que recurrimos a los premios y a los castigos, total, así nos educaron y  así educamos nosotros, aún cuando muy en el fondo sabemos que ese tipo de disciplina NO FUNCIONA.

    ¿Y QUE TIENEN DE MALO LOS PREMIOS?

    Los premios no tiene nada de malo, si es que están en una competencia  para conseguir algo. Pero no podemos premiarlo por comer, por hacer la tarea o por arreglar su cuarto, esas actividades no merecen un premio, pero sí un reconocimiento si la actividad lo amerita. Si les damos un premio por esto, les estamos diciendo: ¨te doy tal cosa  a cambio de… ¨ es decir, hay un interés de por medio y no necesariamente una reflexión sobre su conducta.
    ¿Pero y si se esforzó por lograr algo? En ese caso, felicítalo por su responsabilidad, esfuerzo, constancia y fuerza de voluntad. Y aquí separamos la diferencia entre premio (material) y felicitación (no material que incluyen palabras, abrazos, aprobación, etc.).
    Ahora, con esto no quiero decir que no le des un regalo a tus hijos o que estamos en contra de los regalos!  Dales todos los regalos (diferente a premio) que quieras, pero no porque se porto bien o hizo lo que tú querías, dáselo de manera imprevista y disfruta de su carita de alegría al recibirlo. (¿verdad que es hermoso ver a nuestro hijo emocionado o feliz por recibir un regalo inesperado?) He aquí la diferencia entre regalo y premio, el primero es gratuito, a cambio de nada y el segundo es condicionado por algo que hizo.

    ¿Y SI NO LO CASTIGO, COMO LO DISCIPLINO?

    El castigo no debería ser nuestro último recurso, simplemente NO DEBERIA ESTAR DENTRO DE NUESTROS RECURSOS DISCIPLINARIOS. Antes de pensar en aplicar un castigo, podríamos pensar en sus consecuencias. Aquí cito, nuevamente a Jane Nelsen con sus 4Rs. de los castigos:
    • Resentimiento: "Es inutil, no puedo confiar en los adultos"
    • Revancha "Ustedes ganaron ahora, pero yo ganaré después"
    • Rebeldía" Yo haré todo lo contrario para probar que yo no tengo que hacer lo que ustedes quieren"
    • Retraimiento Esto genera, dos comportamientos:   Evasión:" La próxima vez no se darán cuenta"  y/o  Baja autoestima: "Soy una mala persona"
    Y dentro de los tipos de castigos, tenemos al físico, que es la  forma más errada de educar, pues conlleva al riesgo físico y daño emocional. Y cuando hablo de castigo físico me refiero al simple palmazo que ya es violencia física.
    Pegar causa dolor en quien lo recibe y NADA absolutamente nada en el mundo justifica que una persona cause dolor a otro, mucho menos un adulto a un niño, mucho menos un padre a su hijo, pues al hacerlo está lesionando no solo su cuerpo, sino también su autoestima y genera una autoperceción negativa sobre si mismo: me pegan porque soy malo, porque no me quieren, porque no hago bien las cosas. Recuerda:  El palmazo con amor NO EXISTE.

    EN CONCLUSION, CUANDO EDUCAMOS BASADOS EN EL PREMIO Y EL CASTIGO:

    • Enseñamos a nuestros hijos que su conducta está condicionada por lo que ocurre fuera de ellos, por lo tanto, no se hacen responsables de sus actos.
    • Nuestro hijo no sabe lo que esta bien o mal, los padres son los que deciden.
    • Nuestros hijos se portaran bien por recibir el premio o por evadir el castigo.
    • El adulto regula la conducta del niño y no hay un proceso reflexivo por parte de él para modificar la conducta.
    • Con el premio compramos la buena conducta de nuestro hijo .
    • Con el castigo lo amenazamos para que nos haga caso.
    • Es una educación a CORTO PLAZO, solo para determinado comportamiento o circunstancia.
    Yo les pregunto, ¿no sería mejor una disciplina a LARGO PLAZO? Es decir, educar a nuestros hijos para que adquieran RESPONSABILIDAD, AUTOCONTROL y AUTODISCIPLINA.
    Entonces, en vez de premiar o castigar, mejor los ayudamos a asumir evaluar las consecuencias de sus acciones y reflexionar sobre lo que podrían hacer en vez, en este sentido, “un error se convierte en una maravillosa oportunidad para el aprendizaje” Aquí quien aprende a regular su propio comportamiento es el niño.
    Tenemos que sacarnos de la cabeza la loca idea que disciplinar es igual que controlar. Disciplina es enseñar y los niños aprender a través de lo que ven… los padres nos convertimos en los guías de nuestros hijos, ayudándolos a tomar decisiones inteligentes respecto a su comportamiento y asumir la responsabilidad sobre sus acciones.

    Gina Graham
    Psicóloga – Psicoterapeuta de niños y adolescentes
    Certified Positive Discipline Parenting & Classroom Educator

    ¨Cuando creas que todo esta perdido, mira el cielo y te darás cuenta que todo tiene solución¨Anónimo

    La Meta Equivocada del Comportamiento infantil


    Rudolf Dreikurs decía “Un niño desobediente es un niño desmotivado" Y no le faltó razón. Normalmente los niños suelen portarse bien, pero al ver que su conducta es ignorada (pues algunas veces damos por supuesto que ellos DEBEN portarse bien, como si vinieran al mundo con las “reglas incorporadas”) prueban otros “métodos” de comportamiento (los inadecuados o no permitidos en casa) que sí les dan resultado: todos vuelven la mirada hacia el niño y él siente que es importante.
    Dreikurs, mientras estudiaba el comportamiento infantil, observó que el comportamiento de los niños estaba dirigido por 4 metas, a las que él llamó “metas equivocadas”. Recibe este nombre, porque la motivación se fundamenta en la creencia errónea de cómo ellos esperan lograr un sentido de pertenencia e importancia en su entorno.
    Para nosotros saber cuál es la meta que motiva el comportamiento de nuestro hijo, solo tenemos que mirar las consecuencias, es decir, qué provoca en nosotros y en ellos mismos, en otras palabras qué consigue con ese comportamiento.
    Estas 4 metas son:
    1. Atención: Es el deseo de todo niño, tener la atención de sus seres queridos. Generalmente buscan llamar la atención de manera adecuada, sin embargo si sienten que lo que hace no tiene efecto, entonces prueban con el mal comportamiento, lo que generalmente les da buenos resultados. El mensaje es “soy importante sólo cuando tengo tu atención”
    2. Poder: El niño busca sentirse importante haciendo lo que él quiere. Los padres suelen discutir con el niño, él se torna provocador, los padres se descontrolan y entran en unalucha por el poder. En este caso, el mensaje es “soy importante sólo cuando tengo el control, estoy al mando o cuándo gano”.
    3. Revancha: En este caso, el niño se siente herido, resentido, desplazado, que no es importante. A través de su comportamiento revanchista devuelve el daño que “cree” le han hecho. El mensaje es “Me duele no ser importante, por eso te lastimo”
    4. Insuficiencia: El niño que demuestra insuficiencia, responde pasivamente o no responde a nada, anticipa sus fracasos y se rinde con facilidad. Hay niños que tienen la creencia que realmente no pueden hacer nada y otros se han dado cuenta que demostrando insuficiencia logran atraer la atención de los padres. en ambos casos, el mensaje es “solo si necesito tu ayuda, seré importante”
    ¿Qué Hacer?
    Jane Nelsen en su libro Positive Discipline, nos aconseja que cuando la meta de nuestro hijo sea Atención, tratemos de distraerlo involucrándolo en una actividad útil dónde le demos el mensaje de “te amo por eso dedico un tiempo importante contigo” .
    Cuando la meta sea Poder, evitar pelear y rendirse, en vez de eso, ser firmes y amables al mismo tiempo, darle opciones razonables y limitadas para que él elija y evitar la lucha de poder.
    Cuando la meta sea Revancha, Abordar los sentimientos de resentimiento y dolor. Evitar los castigos, en vez de eso, enfocarse en la solución de problemas involucrando al niño incrementando su sentido de pertenencia.
    Y si la meta de nuestro hijo es la Insuficiencia, alentar su independencia a través de pequeñas tareas en dificultad creciente, evitando la sobreprotección que lejos de ayudar lastima y vulnera su autoestima.
    En todos los casos, no olvide se ser AMABLE y FIRME al mismo tiempo; La amabilidad es importante por el sólo hecho de mostrar respeto por nuestro hijo, la firmeza es importante en tanto muestra  respeto por nosotros mismos y porque la situación en sí misma lo amerita... y en cada acto, dele a su hijo el mensaje ME IMPORTAS, mensaje que va más allá de las palabras.

    Gina Graham
    Psicóloga – Psicoterapeuta de niños y adolescentes
    Certified Positive Discipline Parenting & Classroom Educator

    "Los niños han de tener mucha tolerancia con los adultos." Antoine de Saint-Exupery

    Pienso, Luego Actúo


    Como seres humanos tenemos la capacidad de ELEGIR aquello que queremos para nosotros y aquello que deseamos evitar. Para lograrlo, primero tenemos que volvernos buenos observadores para dar una mirada hacia nuestro propio comportamiento y ver qué cosas nos funcionan y qué no y claro, como dijo Albert Einstein"Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo" es decir CAMBIAR nuestras estrategias para solucionar problemas.
    Claro, no es tan sencillo como lo digo, pues estamos influenciados por muchos años de práctica del antiguo comportamiento, por los aprendizajes de la experiencia y por nuestra ideas irracionales, sin embargo, es ahí donde vamos a trabajar: sobre nuestras ideas o mejor dicho, nuestros pensamientos.
    Albert Ellis (psicólogo creador de la Terapia Racional Emotiva)  dice: "podemos  utilizar nuestra habilidad para elegir: que suele llamarse libre albedrío, cuando de modo particular observamos que pensar, que sentir y actuar están íntimamente conectados"(1)  Porque  cuando pensamos: sentimos y actuamos; cuando actuamos: pensamos y sentimos y cuando sentimos: pensamos y actuamos.
    De modo qué: la manera como yo piense, será la manera como yo me sienta y como yo me sienta será como yo actúe.
    Como padres tenemos la responsabilidad de guiar el camino de nuestros hijos, entonces tratemos de hacerlo pensando bien en las implicaciones que puede tener nuestro comportamiento en su educación y por lo tanto en su forma de comportarse. Entonces, antes de actuar pensemos:
    • "¿Acaso mi hijo está realmente haciendo esto para enojarme?",
    • "¿Acaso con el castigo voy a lograr que sea más responsable?"
    • "¿Con los gritos voy a lograr que me respete?"
    • "¿Qué siento cuándo no me obedece?", etc.
    Por ejemplo, si pensaras "si realmente él está haciendo ésto para enojarme" ¿cuál sería tu emoción y comportamiento?. Por el contrario si pensaras, "es un niño y lo que hace es totalmente natural y esperable, trataré de tener más paciencia"  ¿cuál sería tu emoción y comportamiento?
    Por lo tanto, si quieres cambiar tu forma de sentir y actuar, procura encontrar el equilibrio CAMBIANDO TU FORMA DE PENSAR y luego DECIDE qué hacer asumiendo las consecuencias.
    Prueba! veras la diferencia en tu comportamiento y el comportamiento de tus hijos! Pero no lo lograrás de la noche a la mañana pues necesitas PRACTICA. ¿Práctica? Si, así como cuando aprendes a manejar o a hablar un nuevo idioma tienes que practicarlo constantemente, debes practicar todos los días esta nueva forma "filosofía de vida"  Se consciente de cuáles son los pensamientos que anteceden a  tu comportamiento.
    Si has decidido de manera firme, empezar a educar a través de la disciplina positiva a tus hijos, pues empuja a tus pensamientos para que tus sentimientos y conductas te lleven a tu meta.
    Practicalo todo los días a toda hora!!

    Gina Graham
    Psicóloga – Psicoterapeuta de niños y adolescentes
    Certified Positive Discipline Parenting & Classroom Educator
    "Al principio todos los pensamientos pertenecen al amor. Después, todo el amor pertenece a los pensamientos" Albert Einstein
    (1) El Camino Hacia la Tolerancia. Dr. Albert Ellis, Ediciones Obelisco, Barcelona 2006

    Padres en Desacuerdo


    Qué hacer en los casos que cada uno de los padres tiene diferente estilo de crianza? Es una de las consultas más frecuentes que hacen los padres hoy en día o incluso cuando en la familia se tiene la creencia que es mejor para el niño que uno de los padres establezca los límites (que son confundidos con autoritarismo) y el otro otorgue el cariño (confundido con la permisividad). Qué creen que pasará con ese niño? A quién le hará caso? Pues la respuesta es sencilla: a ninguno o quién le convenga en ese momento.
    Cuando los padres están en desacuerdo, cada uno cree tener la razón respecto a la forma de cómo DEBE ser educado el hijo, entonces se ven envueltos en una eterna lucha,  tratando de prevalecer su estilo sobre el otro, el mensaje es: “yo sé qué es lo que le conviene a nuestro hijo, tú no”. Como consecuencia, se crea un clima de caos constante en el hogar, donde los niños aprenden formas de comunicarse basadas en la intolerancia, falta de respeto, incapacidad para el diálogo y dificultad para  resolver problemas, lo que da como resultado la inestabilidad emocional que se reflejará en la conducta de los hijos.
    En la práctica diaria, haciendo una encuesta entre algunos padres sobre los aspecto en los cuales generalmente  tienen dificultades para ponerse de acuerdo, la mayoría concuerda en lo siguientes puntos:
    • Puesta de límites
    • Manejo del dinero
    • Permisos
    • Horarios
    Estos problemas suelen agravarse en las familias de padres separados, donde en algunos casos (no todos) se coloca a los hijos en el medio, y ambos progenitores empiezan a atacarse motivados por el resentimiento y lejos de pensar en los hijos se sobrepone las propias necesidades utilizando a los hijos como escudos para lograr la consecución de sus metas.  Esto definitivamente es lo más dañino que se le puede hacer a un hijo, pues NINGUN NIÑO O ADOLESCENTE DEL MUNDO QUIERE ESTAR EN MEDIO DE LAS DISCUSIONES DE SUS PADRES.
    Si esto nos ocurriera sería bueno preguntarnos: Qué es lo que buscamos realmente, educar a nuestro hijo o ganarle al otro?
    Lo que todo hijo necesita es tener padres suficientemente fuertes, estables y maduros, capaces de solucionar sus problemas a través del diálogo para poder guiar la vida de sus hijos durante la infancia y la adolescencia porque de lo contrario sufrirán las consecuencias de sus desacuerdos.
    La Pregunta del Millón: ¿Qué Hacer?
    Con esto no pretendo que estén 100% de acuerdo en todo, puesto que todos tenemos diferentes formas de pensar, sin embargo si podemos:
    • ESCUCHAR PARA COMPRENDER. Los hijos aprenderán cómo escuchar con empatía, poniéndose en los zapatos del otro, si es que le brindamos el modelo adecuado para saber cómo hacerlo.
    • MANEJAR NUESTRAS EMOCIONES. Recordar que somos modelo emocional y de conducta.
    • DIALOGO PARA CRECER: Donde papá y mamá puedan tomar acuerdo PRIORIZANDO las necesidades de los hijos.
    • SOLUCIONAR EN VEZ DE CULPABILIZAR. Todos los conflictos tienen solución, ahora, no quiere decir que todas las soluciones nos agraden. Para poder buscar una forma equitativa de resolver el conflicto la clave es NEGOCIAR y llegar a un ACUERDO, claro está, esto debe ser en privado, fuera de la presencia de los hijos.
    • RESPETO. Si realmente queremos a nuestros hijos, entonces lo razonable es NO hacerles daño, por lo tanto debemos evitar confrontarlos con la finalidad de buscar un aliado. Recordemos que los hijos aman a ambos padres y si ellos pudieran decidir, optarían por la armonía entre ambos.
    • UNANIMIDAD Y SEGURIDAD. Los hijos deben percibir que los padres toman las decisiones importantes en conjunto, o jugarán al ping pong con los límites impuestos a la vez que se sentirán inseguros de la autoridad.
    No importa, el desacuerdo que tengan los padres, tampoco si son casados o divorciados, si viven juntos o separados, lo que afecta a los hijos, es la forma cómo resuelven sus diferencias y expresan sus emociones hacia el otro y con el otro.
    Para terminar, coloco esta cita maravillosa que resume en una frase las consecuencias de los desacuerdos entre padres:
    “Así como un árbol (Sal. 128:3b, 144:12ª) se ve afectado por la calidad del aire, el agua y el suelo en su medio, la salud emocional de los niños está determinada por la calidad de las relaciones íntimas que los rodean”

    Gina Graham
    Psicóloga – Psicoterapeuta de niños y adolescentes
    Certified Positive Discipline Parenting & Classroom Educator


    Las Escuelas de Hoy


    En mi experiencia como psicóloga, he podido conversar con padres que vienen a consulta preocupados porque su hijo NO INGRESO al colegio. Los más optimismistas, dicen,"bueno, tengo otras opciones, existen otros colegio, además en el peor de los casos, me han dicho que puede postular el año que vienen...¨ otros, los más fatalistas me dicen: "¡que terrible, su primer fracaso, qué le voy a decir!" ... y cuántos años tiene el niño, pues 4 años. Se puede hablar de FRACASO  esta edad??
    "Es inmaduro, no se adapta al sistema del colegio, no permaneció sentado, no pintó con el color que se le dijo, lloró, en fin, una serie de exigencias o evaluaciones que duran 1 o 2 horas, más alla del tiempo que un niño pequeño puede aguantar y durante ese tiempo el evaluador (posiblemente un colega mío) espera que el desempeño de niño sea lo que él espera, con ese tiempo de observación decimos a los padres qué tiene o qué le hace falta al niño. No se toma en cuenta el estado de ánimo del niño, es decir, qué tal si ese día el niño no quiso hacer nada o simplemente no se conectó emocionalmente con la evaluadora.
    Resultado de la evaluación: NO INGRESO. Qué!!!!??? Acaso no se habla de educación inclusiva y educación para todos??  cómo así un niño de 4 años no ingresa a un colegio???  Acaso en ese tiempo podemos decir que conocemos al niño o podemos predicir su performance a futuro??? No ingreso porque no encaja con el PERFIL de niño que el SISTEMA del colegio necesita.  O acaso no han escuchado (por lo menos es Perú) esa niña es del colegio tal, o en el colegio aquel los niños salen....  Estamos educando a nuestros hijos en serie??
    Por otro lado, cuando un colegio deriva a un niño aterapia y llega a mi consulta, una de las cosas que que les pido a los padres es LA AGENDA, y oh! sorpresa, TODA LA AGENDA ESTA LLENA DE ANOTACIONES DESCALIFICANTES: "se paró", "no copió la tarea" , "hablen con con su hijo", "se distraé"  "habla mucho" y la lista es enorme. Y les digo una cosa, esto no es de un sólo niño, es la constante de todas las agendas de los niños que llegan a terapia, aquí creo que cae muy bien la cita de Dreikurs, “Un niño desobediente es un niño desmotivado”.  Muchos docentes de hoy (no todos) deben entender, interiorizar y aceptar que se enfrentan a una nueva generación y dejar de ser los docentes tradicionales que quieren que todos los niños se comporten igual y hagan lo que ellos dicen.  Aceptar al niño a partir de su individualidad y singularidad es el primer paso, les aseguro, el niño se va a portar mejor cuando se de cuenta que lo aceptas y lo quieres, el amor y la aceptación modificará su comportamiento.  O por qué creen que funciona la terapia? La clave es la ACEPTACIÓN INCONDICIONAL, pues el psicólogo no es ningún  "Mago sin Magia" (Mara Selvini). Si tu hijo no ingreso a "ese" colegio, no te angusties, piensa que ES LO MEJOR QUE LE PUDO PASAR. Alégrate, definitivamente el colegio tenía razón: tu hijo no es para ese colegio, es para uno mucho mejor donde puedan aceptarlo tal como es, ccon sus aciertos y sus errores, como el SER HUMANO maravillo que es.
    Gina Graham
    Psicóloga – Psicoterapeuta de niños y adolescentes
    Certified Positive Discipline Parenting & Classroom Educator
     "Se necesita valor para crecer y llegar a ser quien realmente eres"  E.E. Cummings 

    Educación Basada en la Solución de Problemas


    Muchos de los padres y madres que usan el CASTIGO como medida disciplinaria para educar a los hijos, piensan que es la solución al problema, sin embargo, se olvidan justamente de eso: educar a los hijos en la SOLUCIÓN DE PROBLEMAS.
    La Dra. Jane Nelsen*, es autora y coautora de una serie libros sobre Disciplina Positiva, los cuales están basados en la filosofía de Alfred Adler y Rudolf Dreikurs que enseña a las personas a ser responsables, respetuosas y miembros recursivos dentro de la sociedad.  En su obra POSITIVE DISCIPLINE clasifica las Técnicas de Disciplina Positiva enTécnicas de Actitud y Técnicas de Acción, las cuales voy a describir a continuación:

    TÉCNICAS DE ACTITUD
    • Los niños que se portan mal son niños desanimados, porque no se consideran poco importantes para la familia al recibir castigos que lejos de ayudarlos los humillan y desalientan.
    • Los niños hacen las cosas mejor cuando se sienten mejor, no tiene sentido ‎"¿De dónde sacamos la idea absurda de que, para que los niños mejoren, primero hay que hacerlos sentirse mal?"
    • Los errores constituyen excelentes oportunidades para aprender. El mal comportamiento es un error que les servirá encontrar una nueva manera de comportarse.
    • Trabaja para mejorar, no para alcanzar la perfección. En vez de centrarnos en los errores mejor nos centramos en sus pequeños grandes avances.
    • Utiliza la firmeza y la amabilidad a la vez.  A pesar que te quiero, no me gusta lo que estás haciendo, por lo tanto la respuesta es no. 
    • Céntrate en convencer al niño en vez de ganarle. No se trata de una lucha de poder entre padres e hijos, se trata de ayudarlos a ser mejores personas.
    • Céntrate en los resultados a largo plazo.  Cuando se usa el castigo, el niño no aprende habilidades, aprende que quien tiene más poder puede doblegar a los demás.
    • Busca soluciones, no culpabilices. Son las soluciones las que hacen que mejoren las cosas.
    • Comprende el significado de la disciplina. La disciplina no es sinónimo de castigo, el verdadero significado de la disciplina es el de educar.
    • Trata a los niños con dignidad y respeto. Sólo así se sentirán y se comportarán mejor.
    •  Los niños te escuchan si primero tú les escuchas a ellos. Si los escuchas, ellos aprenderán a escuchar.
    • Fíjate en el mensaje escondido detrás del mal comportamiento. El objetivo de mal comportamiento es: llamar la atención, tener el poder, venganza o demostrar insuficiencia.
    • Otórgueles  a los niños el beneficio de la duda: Es mejor que sepa que estamos de su parte.
    • Un respiro para iluminarse: El pararse a pensar, el retirarse y relajarse, nos pueden ayudar a  ver los problemas desde otra perspectiva.

    TÉCNICAS DE ACCIÓN
    • Asegúrate que el niño recibe el mensaje de amor y respeto. El niño con mal comportamiento es el que más necesita oír que se le quiere.
    • Permite al niño desarrollar percepciones de que es significante y aceptado. Esto ayúdalo a descubrir sus capacidades y que las valoren.
    • No hagas las cosas que niños pueden hacer solos. Ayúdalos a que se sientan capaces y desarrollen la responsabilidad.
    • Formula preguntas del tipo “qué” y “cómo” para ayudarlos a reflexionar. Por ejemplo. ¿Qué ha ocurrido?, ¿Cómo te sientes con lo que ha pasado?, ¿Qué has aprendido  con esto?, ¿Cómo puedes utilizarlo para la próxima vez?
    • Implica a los niños en las soluciones. De esta manera se acostumbrará a resolver él mismo sus propios problemas.
    • Procura que los niños resuelvan los problemas en parejas. Deja a dos niños que hayan tenido un problema o una pelea con estas normas: no echarse la culpa y centrarse en las soluciones.
    • Establece rutinas con los niños. Si conjuntamente los participan en el diseño de cualquier actividad (por ejemplo, la hora de acostarse) tendrán más voluntad de llevarlo a la práctica sin problemas.
    • Ofrece opciones limitadas. Cuando damos al niño la libertad de elegir, tienen mayor motivación en el cumplimiento de normas.
    • Di: “Me doy cuenta”. Si ves que el niño no ha hecho algo, p. ej.: recoger los juguetes, es mejor decir: “Me doy cuenta de que no has recogido tus juguetes”, en vez de “¿Has recogido tus juguetes?”
    • Enseña las diferencias entre lo que los niños sienten y lo que hacen. Hay que dejar que expresen sus sentimientos (esos son reales y no debemos negarlos), aunque desaprobemos su conducta (esta sí se puede evitar o corregir).
    • Supervisa, supervisa, supervisa Es una herramienta necesaria sobre todo para niños más pequeños.
    • Distrae y/o reorienta: En vez de prohibirles hacer algo es preferible decirles u orientarles sobre lo que pueden hacer.
    • Utiliza las 4 R para recuperarse de los errores:
      • Reconocer que se ha cometido un error,
      • Responsabilizarse de lo que se ha hecho mal,
      • Reconciliarse (pidiendo perdón) y
      • Resolver (buscar una solución conjuntamente).
      • Tómate un tiempo para enseñar.
    • Anima en lugar de dar recompensas o elogios. Animar a los niños les lleva a la autoconfianza mientras que elogiar les hace dependientes de los demás.
    • Abrázalos.
    • Dedícales tiempo.
    Gina Graham
    Psicóloga – Psicoterapeuta de niños y adolescentes
    Certified Positive Discipline Parenting & Classroom Educator
    "Un niño desobediente es un niño desmotivado" Rudolf Dreikurs
     Adaptado del libro de Positive Discipline por Jane Nelsen Ed.D.
    Más información en:  POSITIVE DISCIPLINE ASOCIATION: http://www.positivediscipline.org/