sábado, 31 de octubre de 2009

Depresión Infantil

Qué madre o padre no ha pasado por aquellos momentos donde nuestros hijos o hijas se quejan de todo, se enojan, no quieren jugar con nadie o se desconcentran fácilmente a la hora de estudiar, no entedemos ese comportamiento o le tratamos de dar una explicación, es entonces cuando decimos “es que está enfermito” “está con sueño” “está engreído”, "está con un genio" "muy consentido" etc Sin embargo, cuando esas conductas o estados de ánimo persisten por varias semanas aunado a otros síntomas como disminución de la vitalidad, alteraciones en el sueño y la alimentación, podemos estar frente a una enfermedad: la depresión infantil.
Hasta hace poco, no se sabía mucho del tema, es más no se admitía la existencia de la depresión infantil, pero hoy por hoy se sabe que existe y tiene síntomas comunes a la depresión en los adultos pero con manifestaciones diferentes que pueden ser observados a través de la conducta.
Hoy en día tanto los adultos como los niños vivimos en un mundo muy acelerado, que facilita el desencadenamiento de esta enfermedad. Para muestra un botón, pensemos por momento el estrés que pueden vivir nuestros hijos al tener que hacer todo a la carrera, salir de casa temprana, menos tiempo con los padres (porque invierten muchas horas en el trabajo), menores posibilidades de compartir con la familia extensa, con los amigos en juegos recreativos al aire libre, colegios cada vez más competitivos y exigentes, escasa comunicación, etc.
Pero veamos, no pensemos que la depresión va a aparecer de un momento a otro o está aislada de lo que pasa alrededor de nuestros pequeños, por el contrario, se inserta en una red de relaciones que la hacen posible (la familia, escuela, amigos, etc.), lo que significa que para que su tratamiento surja efecto se deben abordar estas redes, realizando transformaciones dentro de la misma.
Veamos cuáles son los síntomas que nos pueden alertar para tratar a tiempo esta enfermedad:
• Tristeza
• Irritabilidad.
• Anhedonia (pérdida del placer),
• Llanto fácil.
• Falta del sentido del humor.
• Sentimiento de no ser querido.
• Baja autoestima,
• Aislamiento social.
• Cambios en el sueño.
• Cambios de apetito y peso.
• Hiperactividad.
• Ideación suicida.

¿Qué hacer?
Cuando estamos frente a un cuadro de depresión infantil, se recomienda a los padres y profesores bajar el nivel de exigencia, aumentar los refuerzos positivos y propiciar otro tipo de contacto, más acogedor y amoroso. Esto no quiere decir que lo asfixiemos con nuestra presencia o lo llenemos de regalos para apaciguar la enfermedad, s veces sólo basta estar presentes en sus juegos, deportes u otras actividades o momentos significativos para ellos, expresado abiertamente el cariño y lo importantes que son en nuestras vidas.

No ignore los síntomas

  • Déle mas atención de la acostumbrada.
  • Juegue con él y así le será más fácil hablar sobre sus problemas.
  • Lea libros infantiles con temas relacionados, dibuje, pinte, construya un rompecabezas con su hijo.
  • Dedíquele un momento especial y único.
  • Cree un ambiente más cercano y de confianza.

Hágale preguntas y esté atento a las pistas

  • Si su hijo dice constantemente "soy un tonto". No les diga simplemente que no lo es, pregúntele sobre el porqué piensa que es así, si pasó algo en la escuela, etc.
  • El niño podrá contestar diciendo que todo es una porquería. Y entonces pregúntele qué es lo que le parece malo.
  • Lo importante es indagar sobre lo que piensa. Lo que necesita es atención e interés por parte de sus padres.

Establezca y mantenga las rutinas

  • El niño necesita sentirse protegido por una disciplina firme y consistente. Los "límites" los piden ellos.
  • Respete horarios.
  • Se sienten colaboradores y partícipes cuando se establece un horario para cada actividad.

Esté atento por si su hijo manifiesta estrés

  • Es necesario reevaluar el calendario diario de actividades y tal vez hacer algunas modificaciones.
  • Pregúntese si su hijo está haciendo demasiadas cosas y está sobrecargando de actividades.
  • Puede ser que se sienta cansado y estresado.

Tranquilícelo

  • Nada mejor que mimarlos y a la vez averiguar sobre su rutina.
  • Estar pendiente sobre el tipo de comida que más le gusta, si duerme toda la noche, si necesita de nuevas actividades y rutinas.

Busque tratamiento médico

  • En caso que su hijo empiece a aislarse, comportarse mal, o a hacer comentarios negativos sobre él mismo.
  • Si ve que tu hijo ha sobrepasado el límite de la normalidad, busque ayuda y apoyo médico.
  • El diagnóstico y tratamiento temprano de la depresión son esenciales para la recuperación temprana.
  • Comente el caso con el pediatra y/o psicólogo del colegio.

Por último, siempre es bueno recordar la importancia de la familia en la vida del ser humano, mucho más en el caso de nuestros hijos, es por ello que debemos PREVENIR. ¿Cómo? Pues desarrollando en ellos factores protectores que los ayuden a sobrellevar situaciones difíciles en la vida, afrontar problemas y manejar de manera adecuada las frustraciones. Es decir, propiciar un clima positivo de confianza y acogimiento que estimule la comunicación, respeto y amor entre sus miembros.

“Cuando sientas tristeza o disgusto por algo que ha pasado acuérdate de las cosas buenas y no pierdas nunca la ilusión por ti mismo"

domingo, 18 de octubre de 2009

Experiencias tempranas y Cableado Neuronal

Hasta hace algunos cuantos años, los científicos sobre el desarrollo humano sostenían que un niño en el momento de nacer ya tenía estructurado su desarrollo cerebral y que básicamente éste estaba condicionado por la carga genética. Es decir, no se reconocía la importancia que tenían las experiencias tempranas y el medio ambiente en su desarrollo. Hoy en día se sabe que no es así, los primeros tres años de vida y en especial el primero, son los más importantes su futuro, en este tiempo se debe procurar dar la estimulación necesaria para un óptimo desarrollo. Veamos cómo ocurres esto.
Cuando dos personas nacen, sus cerebros pueden considerarse “iguales” estructuralmente, sin embargo no funcionalmente. Se tienen los mismos elementos, pero aún no han crecido las prolongaciones neuronales (dendritas). Será el medio ambiente a través de la experiencia estable oportuna y adecuada la que lo “cableará” y lo hará funcional.
Al nacer el cerebro tiene aproximadamente 100,000 millones de neuronas, es decir, toda una red neuronal. Todo este “cableado” se interconecta entre sí pasando el impulso nervioso de célula a célula, que es procesado en el soma para luego llevarlo al axón, el cual tiene la propiedad de crecer para poder llegar hasta su destino final “la célula blanco”, quien recibirá la información (que podrá ser motora, secretora o cogno-afectiva) a través de las dendritas, formando sinapsis.
Las células nerviosas tienen la propiedad de reorganizar sus conexiones ya existentes y de modificar los mecanismos bioquímicos y fisiológicos implicados en la comunicación con otras células; es decir, en la sinapsis, lo cual repercutirá en el aprendizaje y la vida afectiva. Estos cambios se darán en periodos críticos del desarrollo donde deberá darse la estimulación para tener una mayor arborización de las dendritas y realizar mayores sinapsis, o por el contrario pasaran a un proceso natural de poda a los 10 años de edad.
Esta comprobado que la eficiencia del funcionamiento de este “cableado” está influido por factores socio ambientales y económicos, es decir, si el niño o niña no recibe una adecuada nutrición, afecto y estimulación durante sus primeros años de vida podrá tener graves trastornos neurológicos, dificultades en el aprendizaje y trastornos en la vida adaptativa.
El conocimiento de estas investigaciones es de suma importancia para padres, madres y todas las personas dedicadas a al cuidado de niños, puesto que si sabemos que el sistema nervioso sigue desarrollándose aún después de nacer, entonces, nuestras acciones deben estar encaminadas a brindar una óptima estimulación (afectiva y efectiva) en el momento adecuado, para que se mantenga y optimice la función y para que la maduración continúe más allá de cierto punto, lo que hará al sistema nervioso más eficiente con el tiempo.

domingo, 11 de octubre de 2009

Consecuencia del Elogio en Nuestros Hijos e Hijas

Cuando doy charlas o converso con padres, madres y docentes, siempre les recuerdo la importancia del elogio en la construcción de una autoestima positiva en los niños, niñas y adolescentes. Y esto es algo que siempre recomendamos la mayoría de psicólogos y psicólogas "elogien constantemente sus logros, así parezcan pequeños". Sin embargo, olvidamos decirles cómo deben elogiar, cómo no elogiar, qué elogiar y en qué situaciones.
El elogio es importante, es cierto, nos fortalece y hace que nos motivemos a seguir adelante, EMPODERA y genera cambios positivos en las personas que los reciben, sin embargo un elogio mal dado puede traer efectos NEGATIVOS.
Cuando elogiamos de manera indiscriminada o cuando damos un elogio no merecido, los chicos y chicas pueden crecer pensando que se lo merecen todo, incluso cuando les decimos frases como “qué inteligente que eres”, “eres lo máximo” los chicos pueden creer que son superiores a los demás y que por ello no deben esforzarse más. A veces inclusive, elogiamos de manera indirecta el comportamiento no aceptable. Imagínense por un momento un niño que golpeo a otro y le decimos “en realidad es un buen muchacho, lo hizo sin querer, ahora que le pida disculpas”; al decir esto, minimizamos el problema y no hacemos responsable al niño de su conducta, por su puesto, es muy probable que este niño continúe golpeando. Quiere decir que el elogio positivo no merecido puede llevar a que la persona CREA QUE TIENE DERECHO A TODO y los demás no.
Otra forma de elogio que solemos emplear es implicando nuestros sentimientos y expectativas: “me alegro que tiendas tu cama”, “cuando comes toda tu comida me pongo feliz”, “me siento orgullosa de que saques buenas notas”. Este tipo de elogios en primera persona, a veces trae buenos resultados, sin embargo, para que esto suceda el niño, niña o adolescente tiene que preocuparse de hacer feliz al adulto y debe mantener una buena relación con este. Pero no dará resultado si es que la persona elogiada ha tenido una historia de conflictos con el adulto, o éste constantemente lo hace responsable de sus sentimientos: “me has decepcionado”, “haces que me enoje”, “me pongo triste”, etc. ¿Qué pasa con este tipo de mensaje? Pues se centra es responsabilizar a los demás de nuestros propios sentimientos o estado de ánimo y esto es una RESPONSABILIDAD muy grande para una persona en formación.
También empleamos el elogio inespecífico, cuando nuestros hijos e hijas tienen algún logro, usando frases como “eres genial”, “que inteligente que eres”, “eres lo máximo”; este tipo de elogios hace que la autoestima de nuestros hijos e hijas sea directamente proporcional al logro. En este sentido, sólo se sentirán bien cuando tengan éxito y mal si es que no o cuando se equivoquen; también puede generar que se vuelvan adictos al elogio o que sean personas dependientes a la evaluación de los demás.
La forma correcta de elogiar a nuestros hijos e hijas muestra de manera específica lo que él o ella ha hecho y los efectos positivos de su conducta. Es decir, cuando elogiemos debemos DESCRIBIR la conducta (lo que estamos observando) para poder lograr un cambio. De esta manera, la persona que elogia se convierte en un espejo, tratando de reflejar la conducta del niño o niña. Cuando hacemos esto, los hacemos sentirse orgullosos de sus propias acciones y peden darse cuenta de manera concreta cómo mejorar su comportamiento, es decir los ayudamos en la toma de decisiones.
Imagínese nuevamente una situación específica. Esta su hija o alumna realizando un ejercicio de matemática que le resulta difícil pero al final lo logra. Tal vez el primer elogio que se nos viene sería “qué trome” o “qué inteligente”, sin embargo un buen elogio sería “veo que fue difícil realizar esos ejercicios, pero al final lo lograste” “Te diste cuenta que el hecho que te hayas quedando estudiando ayer dio buenos resultados”.
Cuando usamos este tipo de elogios, estamos permitiendo a los niños, niñas y adolescentes, sentirse orgullosos de sí mismos, que puedan reconocer su esfuerzo por mejorar y señalamos además las consecuencias naturales de sus actos. Es decir, los HACEMOS RESPONSABLES de sus propias acciones.

Sigamos elogiando a nuestros hijos, hijas, alumnos y alumnas, pero prestando mayor atención a lo que decimos y la manera cómo lo decimos.

"... no hay nada de malo en ayudar a los estudiantes y a otras personas a que se sientan orgullosas de sus logros y buenas obras. Pero hay suficientes razones para preocuparse cuando se motiva a las personas a tener una alta autoestima cuando no se lo han ganado. El elogio debería estar atado al desempeño (incluyendo el mejoramiento), en lugar de darse gratuitamente como si todo el mundo tuviera derecho a él simplemente por el hecho de existir"
Roy Baumeister

jueves, 8 de octubre de 2009

Premio


Muchas gracias a http://grupomaternal.blogspot.com/ por el premio otorgado. La verdad que no lo esperaba. Ha sido una grata sorpresa y me incentiva a seguir escribiendo, tratando de contribuir con un granito de arena a la buena crianza de niños, niñas y adolescentes.

Aprovecho para extender este premio a:

Yolanda Raygada http://allemanoti.blogspot.com/una maravillosa madre bloguera que comparte sus experiencas con otras madres primerizas, tratando de dar lo mejor de sí a su pequeño Ian.
Lu, con su blog http://mamadedoschancletas.com/ quien a través de su formación profesional como psicóloga y su rol de madre mira desde otra óptica el desarrollo del niño.

domingo, 4 de octubre de 2009

Mejorando la Autoestima de Nuestros Hijos e Hijas

La Autoestima juega un papel importantísimo en la estabilidad emocional de las personas. Aceptarse, quererse y valorarse son premisas básicas para disfrutar de un relativo bienestar personal, es decir alcanzar la salud mental y porque no, la salud integral.
Quererse a sí mismo da seguridad. Por el contrario, la ausencia este sentimiento es un síntoma frecuente en una gran cantidad de trastornos psicológicos, ya que una pobre autoestima está relacionada con conflictos de tipo emocional y conductual.
La Autoestima es el valor que cada persona tiene de sí misma y cómo ésta se percibe. Se basa en todos los pensamientos, sentimientos, sensaciones y experiencias que sobre nosotros mismos hemos ido recogiendo durante nuestra vida; creemos que somos listos o tontos, nos gustamos o no.
Una persona con elevada autoestima irradiará sentimientos y actitudes positivas, tanto hacia sí mismo como hacia los demás, de diferentes maneras; mostrándose eufórico, sonriente, acogedor, optimista, creando ilusiones, mirando al rostro con franqueza, tendiendo la mano con firmeza y calor humano. Nuestro nivel de autoestima variará según diversos factores.
La autoestima, además es aprender a querernos y respetarnos, es algo que se construye o reconstruye por dentro. Esto depende, también, del ambiente familiar en el que estemos y los estímulos que este nos brinda.
Es bien sabido que el afecto de los padres hacia los hijos da origen a la seguridad que puedan tener ellos mismos. Es por ella que la familia debe ser constantemente un contingente afectivo para el niño. Al igual que nuestro organismo necesita alimentos para vivir y desarrollarse, nuestro espíritu necesita cariño, afecto, amor y estímulo para un adecuado desarrollo. La seguridad que le proporciona la familia al niño, es la base de su estabilidad psíquica y emocional.
Creemos que valemos tanto como somos vistos en el medio social, familiar, laboral o escolar; por nuestras habilidades, actitudes, destrezas, dones y cualidades, nuestros atributos físicos, etnia, color de piel, educación y otros factores.
Entonces la autoestima no es en realidad el valor social que proyectamos a los demás, sino la retroalimentación de ese valor; es nuestra propia percepción, es decir, la interpretación que hacemos del aprecio o rechazo que los demás nos demuestran.

¿Cuáles son las características de una persona con adecuada autoestima?
  • Disfruta más de los demás.
  • Da por supuesto que es una persona interesante y valiosa para otras.
  • Reconoce y acepta sus propios sentimientos positivos como negativos.
  • Es sensible a las necesidades de los otros.
  • Confía más en sí mismo.
  • Tiene una alta tolerancia.
  • Ofrecer más de sí al mundo.

Y ¿Cuáles son las características de una persona con baja autoestima?

  • AUTOCRITICA RIGUROSA que la mantiene en un estado de insatisfacción.
  • HIPERSENSIBILIDAD A LA CRITICA, se siente exageradamente atacado, echa la culpa de sus fracasos a los demás o a la situación.
  • INDECISIÓN CRÓNICA, por miedo exagerado a equivocarse.
  • DESEO INNECESARIO DE COMPLACER, por que no se atreve a decir NO.
  • PERFECCIONISMO, autoexigencia esclavizada de hacer “perfectamente” todo lo que intenta.
  • CULPABILIDAD NEUROTICA, exagera la magnitud de sus errores y no se los perdona.
  • HOSTILIDAD, muy irritable, siempre a punto de estallar.
  • TENDENCIAS DEPRESIVAS, negativismo generalizado, inapetencia al gozo de vivir (todo lo ve oscuro)

¿Cómo mejorar la autoestima de nuestros hijos?

  • Sea tolerante y flexible.
  • Examine sus sentimientos hacia su hijo, pregúntese qué siente por él y qué esperaba de él ya ello le permitirá aceptarlo y valorarlo por lo que es y no de acuerdo a sus expectativas.
  • No compare a sus hijos, no alabe excesivamente a los hermanos. Alábelo por sus pequeños logros sin caer en el exceso.
    Déle responsabilidades de acuerdo a su edad y liderazgo.
  • No permita que entre hermanos se ridiculicen.
  • Apóyelo para que desarrolle algún talento.
  • Cuando lo regañe refiérase a su conducta y no ataque a la personalidad.
  • Hable en forma positiva.
  • Converse con sus hijos.
  • Si le hace una promesa, cúmplala.
  • Dedíqueles tiempo de calidad. Ello le permitirá conocerlos y manifestarles su cariño a cada uno de sus hijos por separado.
  • Sea un ejemplo recuerde que los niños aprenden lo que ven y ellos desean ser como sus padres.
  • Ayúdele a compensar, es decir, descubra los puntos fuertes de su hijo y ayúdele a sacar provecho de ellos.
  • Cuando su hijo tenga una experiencia negativa permítale expresar sus sentimientos.
  • No los complazca en todo.
  • No trate de resolverle sus conflictos.
  • Las palabras de aliento y afirmación son necesarias para la autoestima de su niño.
  • Establezca las reglas con anterioridad y las consecuencias. Sea firme y constante eso. Cuando su hijo falle enséñele que el castigo es consecuencia de su conducta.
  • Demuéstreles todo el tiempo que los quiere. Exprésele su cariño con contacto físico, abráselo, sea cariñoso.

    “Sólo podemos respetar a los demás cuando uno se respeta a sí mismo. Sólo podemos dar, cuando nos damos a nosotros mismos. Sólo podemos amar, cuando nos amamos a nosotros mismos”
    Abraham Maslow