viernes, 11 de diciembre de 2009

Usos y Abusos de los Diagnósticos en los Nidos

Siempre me ha llamado la atención y me ha preocupado la cantidad de diagnósticos que traen los papás de los niños pequeños a la consulta. Como Cirujano Ortopédico, acuden no solo para preguntarme qué significa lo que les han dicho en el nido respecto al desarrollo de sus hijos, sino vienen en busca de tratamiento de trastornos muchas veces inexistentes. Los más comunes son: HIPOTONÍA, FALLA EN EL DESARROLLO PSICOMOTRIZ GRUESO O FINO, FALTA DE COORDINACIÓN POR ALTERACIONES NEUROLÓGICAS PERIFÉRICAS. Me gustaría dar mi opinión como especialista en varios puntos:
  1. Ni las Profesoras, ni los Psicólogos, ni las Profesoras de educación física tienen la autoridad ni el conocimiento para permitirse dar estos diagnósticos. A lo sumo, deberían hablar con los padres y explicarles que requieren una evaluación especializada porque observan diferencias en sus niños en comparación con los demás de la misma edad.
  2. Son innumerables los factores NO ANORMALES que pueden hacer que algunos niños muestren pequeñas diferencias en el desarrollo: diferentes edades, (basta unos meses de diferencia en edad para que se haga evidente una diferencia de desarrollo); diferentes ámbitos y costumbres familiares, diferente número de hermanos, mayores o menores, diferente actividad o costumbres de los padres y un largo etcétera.
    Por ser el diagnóstico más utilizado, me voy a permitir hacer algunos comentarios sobre la HIPOTONÍA (disminución de fuerza muscular) el cual es un diagnóstico médico que puede involucrar un sinnúmero de enfermedades que deben preocuparnos. Estos niños desde pequeños, presentan signos inequívocos de ENFERMEDAD y QUE NO FLEXIONAN SUS EXTREMIDADES NI CONTROLAN LA POSICIÓN DE SU CABECITA.
    Sin embargo, la HIPERLAXITUD o HIPERFLEXIBILIDAD, que es lo que confunden comúnmente con HIPOTONÍA, es una CONDICIÓN y NO una ENFERMEDAD o alteración de los niños. Esta laxitud tiene generalmente un factor genético (la madre o el padre doblan los dedos de las manos hasta atrás, por ejemplo) y en lo que respecta a los miembros inferiores, en la mayoría de los casos tienen su límite alrededor de los 7 años. Esto involucra sin duda y como consecuencia de la laxitud, la presencia de pies planos (aplanados por la laxitud, en realidad) que con un tratamiento ortopédico simple y el paso del tiempo, suelen desaparecer.
    Pero veo muchos niños que los traen a consulta porque están en un programa ¡DE FISIOTERAPIA HACE 6 MESES! y les preocupa que no mejoren, siendo que no mejoran porque se encuentran DENTRO DE UN DESARROLLO NORMAL para un niño laxo. ¿Se puede mejorar la laxitud articular (como condición heredada) con algún tipo de ejercicio o terapia en un niño? La respuesta es NO, porque es una CONDICIÓN y no una ALTERACIÓN. ¡Es como si quisiéramos cambiarle el color de los ojos haciéndolos comer espinaca para que se pongan verdes!

    Dr. Raúl Vega Schoemaker
    Cirujano Ortopédico

viernes, 20 de noviembre de 2009

Madres que Trabajan. ¿Cómo educar en nuestra ausencia?

Hoy estuve conversando con unas mamás, muy preocupadas ellas por el desarrollo de sus hijos y cómo podrían hacer para educarlos mejor aun cuando no tienen mucho tiempo, puesto que el trabajo las absorbe demasiado. En la actualidad, observamos que cada vez es más común esta situación, que las mujeres combinen el trabajo con el ser madres, amas de casa, y esposas, deseando tener éxito en todos los ámbitos. Pero qué dificil es!!!
Las madres que quieren trabajar o ya están trabajando, suelen hacerse muchas preguntas que giran en relación al tiempo que dedican a sus hijos, sus necesidades de trabajar, de independencia y desarrollo personal. Surgen preguntas tales como ¿Puede hacer daño a mis hijos el hecho de que yo trabaje? ¿Cómo puedo estar segura de que eso no ocurrirá? Y las preguntas remiten siempre a otra: ¿Qué madre es mejor madre: la que se queda en casa o la que sale a trabajar?
Qué dificil responder estas interrogantes!!!
Pero esto no es algo nuevo, está en nuestra sociedad des los años sesenta, con la liberación femenina y perdura hasta hoy en día. Es más se han escrito libros, artículos y podemos ver programas de televisión donde se discuten temas similares.
Quienes sostienen que sólo las madres que permanecen en casa son madres ideales, no tienen en cuenta la personalidad y los deseos de superación de estas mujeres. La satisfacción personal de una madre en cuanto a lo intelectual, profesional y lo emocional sin duda puede afectar a sus hijos. de manera positiva o negativa. Por ejemplo, si una madre se siente forzada a quedarse en la casa con los niños, su resentimiento o frustración probablemente no resultará en una perfecta maternidad, por el contrario este resentimiento se puede ver reflejado en la interacción con sus hijos. Esto no significa que las madres que se quedan en sus casas sean amargadas y aburridas, depende cuál sea la elección que la mujer por su propia cuenta haya hecho.
Muchas mujeres se sienten presionadas por la sociedad o la familia, que las pone entre la espada y la pared, obligándolas a elegir entre sus hijos y el trabajo. Esto no necesariamente tiene que ser así. Es posible encontrar un equilibrio entre ambos, y muchas madres lo han logrado, pero sin olvidar que para los niños, especialmente los pequeños es de suma importancia la presencia de la madre, aunque esto no significa que sea a todas horas del día. En otras palabras, darle preponderancia no a la cantidad de tiempo con los niños, sino a la calidad. En este tiempo, se puede jugar, acariciar, asear, educar a los niños y resultar una experiencia realmente maravillosa.

Aquí les damos unos cuantos consejitos para que los útiles que pueden aplicar:
El tiempo que dedicas a tu trabajo profesional sea del 100% y cuando te dediques a tu casa y familia también lo hagas en esa medida.
  • Toda mujer debe tener un tiempo especial para dedicarlo a ellas mismas, en especial las madres que trabajan, sobre todo para tener un momento de distracción, como alguna actividad relajante, practicar algún deporte, convivir con su pareja y descansar.

  • La mayoría de las madres que trabajan llegan a tener sentimientos de culpa, es común que se cuestionen si están haciendo lo correcto dejando al bebé al cuidado de otra persona, perdiéndose sus primeras palabras primeros pasos, etc., sin embargo, ser madre es mucho más que estar presente en todos estos primeros acontecimientos, es dedicarse a ellos cada día en la medida de sus posibilidades y hacerlo plenamente.
  • Trabajar y ser mamá implica un gran esfuerzo, ya que además del gran trabajo que representa tener una carrera profesional, ahora tendrás que llevar tu casa y ocuparte de tu hijo.
  • Es muy importante para un hijo tener a una mamá feliz, aunque no sea una mamá de tiempo completo, pero que el tiempo que le dediques, ya sea todo el día o sólo unas horas, sea tiempo de calidad total.
  • Si decides quedarte con tu hijo en casa y no trabajar, hazlo por ti misma y por la satisfacción que esto te brindará, ya que de otra forma es posible que culpes más adelante a tus hijos o a los demás por tu rompimiento con la vida laboral.
  • Asegúate que la persona que cuida a tu hijo sea una persona de confianza, ya que si están en manos profesionales o familiares que cubren plenamente sus necesidades y en los tiempos que están con sus padres se les llena de amor, tienen una probabilidad muy alta de crecer tan sanos y felices como los que pasan todo el día con su mamá.

A pesar de la tensión que pueden causar las separaciones, hay formas de aliviar el "dolor" y convertir este proceso en una oportunidad positiva. Para los padres, puede ser el momento de examinar sus miedos, creencias y objetivos, y reafirmar su amor y los lazos que los unen a sus hijos. Para los hijos, superar la separación a una edad temprana puede sentar las bases para enfrentar ésta y otros retos con fe y esperanza a lo largo de la vida

“Cada familia debe ser una escuela donde los padres y los hijos puedan reflexionar y aprender juntos” Anónimo

sábado, 31 de octubre de 2009

Depresión Infantil

Qué madre o padre no ha pasado por aquellos momentos donde nuestros hijos o hijas se quejan de todo, se enojan, no quieren jugar con nadie o se desconcentran fácilmente a la hora de estudiar, no entedemos ese comportamiento o le tratamos de dar una explicación, es entonces cuando decimos “es que está enfermito” “está con sueño” “está engreído”, "está con un genio" "muy consentido" etc Sin embargo, cuando esas conductas o estados de ánimo persisten por varias semanas aunado a otros síntomas como disminución de la vitalidad, alteraciones en el sueño y la alimentación, podemos estar frente a una enfermedad: la depresión infantil.
Hasta hace poco, no se sabía mucho del tema, es más no se admitía la existencia de la depresión infantil, pero hoy por hoy se sabe que existe y tiene síntomas comunes a la depresión en los adultos pero con manifestaciones diferentes que pueden ser observados a través de la conducta.
Hoy en día tanto los adultos como los niños vivimos en un mundo muy acelerado, que facilita el desencadenamiento de esta enfermedad. Para muestra un botón, pensemos por momento el estrés que pueden vivir nuestros hijos al tener que hacer todo a la carrera, salir de casa temprana, menos tiempo con los padres (porque invierten muchas horas en el trabajo), menores posibilidades de compartir con la familia extensa, con los amigos en juegos recreativos al aire libre, colegios cada vez más competitivos y exigentes, escasa comunicación, etc.
Pero veamos, no pensemos que la depresión va a aparecer de un momento a otro o está aislada de lo que pasa alrededor de nuestros pequeños, por el contrario, se inserta en una red de relaciones que la hacen posible (la familia, escuela, amigos, etc.), lo que significa que para que su tratamiento surja efecto se deben abordar estas redes, realizando transformaciones dentro de la misma.
Veamos cuáles son los síntomas que nos pueden alertar para tratar a tiempo esta enfermedad:
• Tristeza
• Irritabilidad.
• Anhedonia (pérdida del placer),
• Llanto fácil.
• Falta del sentido del humor.
• Sentimiento de no ser querido.
• Baja autoestima,
• Aislamiento social.
• Cambios en el sueño.
• Cambios de apetito y peso.
• Hiperactividad.
• Ideación suicida.

¿Qué hacer?
Cuando estamos frente a un cuadro de depresión infantil, se recomienda a los padres y profesores bajar el nivel de exigencia, aumentar los refuerzos positivos y propiciar otro tipo de contacto, más acogedor y amoroso. Esto no quiere decir que lo asfixiemos con nuestra presencia o lo llenemos de regalos para apaciguar la enfermedad, s veces sólo basta estar presentes en sus juegos, deportes u otras actividades o momentos significativos para ellos, expresado abiertamente el cariño y lo importantes que son en nuestras vidas.

No ignore los síntomas

  • Déle mas atención de la acostumbrada.
  • Juegue con él y así le será más fácil hablar sobre sus problemas.
  • Lea libros infantiles con temas relacionados, dibuje, pinte, construya un rompecabezas con su hijo.
  • Dedíquele un momento especial y único.
  • Cree un ambiente más cercano y de confianza.

Hágale preguntas y esté atento a las pistas

  • Si su hijo dice constantemente "soy un tonto". No les diga simplemente que no lo es, pregúntele sobre el porqué piensa que es así, si pasó algo en la escuela, etc.
  • El niño podrá contestar diciendo que todo es una porquería. Y entonces pregúntele qué es lo que le parece malo.
  • Lo importante es indagar sobre lo que piensa. Lo que necesita es atención e interés por parte de sus padres.

Establezca y mantenga las rutinas

  • El niño necesita sentirse protegido por una disciplina firme y consistente. Los "límites" los piden ellos.
  • Respete horarios.
  • Se sienten colaboradores y partícipes cuando se establece un horario para cada actividad.

Esté atento por si su hijo manifiesta estrés

  • Es necesario reevaluar el calendario diario de actividades y tal vez hacer algunas modificaciones.
  • Pregúntese si su hijo está haciendo demasiadas cosas y está sobrecargando de actividades.
  • Puede ser que se sienta cansado y estresado.

Tranquilícelo

  • Nada mejor que mimarlos y a la vez averiguar sobre su rutina.
  • Estar pendiente sobre el tipo de comida que más le gusta, si duerme toda la noche, si necesita de nuevas actividades y rutinas.

Busque tratamiento médico

  • En caso que su hijo empiece a aislarse, comportarse mal, o a hacer comentarios negativos sobre él mismo.
  • Si ve que tu hijo ha sobrepasado el límite de la normalidad, busque ayuda y apoyo médico.
  • El diagnóstico y tratamiento temprano de la depresión son esenciales para la recuperación temprana.
  • Comente el caso con el pediatra y/o psicólogo del colegio.

Por último, siempre es bueno recordar la importancia de la familia en la vida del ser humano, mucho más en el caso de nuestros hijos, es por ello que debemos PREVENIR. ¿Cómo? Pues desarrollando en ellos factores protectores que los ayuden a sobrellevar situaciones difíciles en la vida, afrontar problemas y manejar de manera adecuada las frustraciones. Es decir, propiciar un clima positivo de confianza y acogimiento que estimule la comunicación, respeto y amor entre sus miembros.

“Cuando sientas tristeza o disgusto por algo que ha pasado acuérdate de las cosas buenas y no pierdas nunca la ilusión por ti mismo"

domingo, 18 de octubre de 2009

Experiencias tempranas y Cableado Neuronal

Hasta hace algunos cuantos años, los científicos sobre el desarrollo humano sostenían que un niño en el momento de nacer ya tenía estructurado su desarrollo cerebral y que básicamente éste estaba condicionado por la carga genética. Es decir, no se reconocía la importancia que tenían las experiencias tempranas y el medio ambiente en su desarrollo. Hoy en día se sabe que no es así, los primeros tres años de vida y en especial el primero, son los más importantes su futuro, en este tiempo se debe procurar dar la estimulación necesaria para un óptimo desarrollo. Veamos cómo ocurres esto.
Cuando dos personas nacen, sus cerebros pueden considerarse “iguales” estructuralmente, sin embargo no funcionalmente. Se tienen los mismos elementos, pero aún no han crecido las prolongaciones neuronales (dendritas). Será el medio ambiente a través de la experiencia estable oportuna y adecuada la que lo “cableará” y lo hará funcional.
Al nacer el cerebro tiene aproximadamente 100,000 millones de neuronas, es decir, toda una red neuronal. Todo este “cableado” se interconecta entre sí pasando el impulso nervioso de célula a célula, que es procesado en el soma para luego llevarlo al axón, el cual tiene la propiedad de crecer para poder llegar hasta su destino final “la célula blanco”, quien recibirá la información (que podrá ser motora, secretora o cogno-afectiva) a través de las dendritas, formando sinapsis.
Las células nerviosas tienen la propiedad de reorganizar sus conexiones ya existentes y de modificar los mecanismos bioquímicos y fisiológicos implicados en la comunicación con otras células; es decir, en la sinapsis, lo cual repercutirá en el aprendizaje y la vida afectiva. Estos cambios se darán en periodos críticos del desarrollo donde deberá darse la estimulación para tener una mayor arborización de las dendritas y realizar mayores sinapsis, o por el contrario pasaran a un proceso natural de poda a los 10 años de edad.
Esta comprobado que la eficiencia del funcionamiento de este “cableado” está influido por factores socio ambientales y económicos, es decir, si el niño o niña no recibe una adecuada nutrición, afecto y estimulación durante sus primeros años de vida podrá tener graves trastornos neurológicos, dificultades en el aprendizaje y trastornos en la vida adaptativa.
El conocimiento de estas investigaciones es de suma importancia para padres, madres y todas las personas dedicadas a al cuidado de niños, puesto que si sabemos que el sistema nervioso sigue desarrollándose aún después de nacer, entonces, nuestras acciones deben estar encaminadas a brindar una óptima estimulación (afectiva y efectiva) en el momento adecuado, para que se mantenga y optimice la función y para que la maduración continúe más allá de cierto punto, lo que hará al sistema nervioso más eficiente con el tiempo.

domingo, 11 de octubre de 2009

Consecuencia del Elogio en Nuestros Hijos e Hijas

Cuando doy charlas o converso con padres, madres y docentes, siempre les recuerdo la importancia del elogio en la construcción de una autoestima positiva en los niños, niñas y adolescentes. Y esto es algo que siempre recomendamos la mayoría de psicólogos y psicólogas "elogien constantemente sus logros, así parezcan pequeños". Sin embargo, olvidamos decirles cómo deben elogiar, cómo no elogiar, qué elogiar y en qué situaciones.
El elogio es importante, es cierto, nos fortalece y hace que nos motivemos a seguir adelante, EMPODERA y genera cambios positivos en las personas que los reciben, sin embargo un elogio mal dado puede traer efectos NEGATIVOS.
Cuando elogiamos de manera indiscriminada o cuando damos un elogio no merecido, los chicos y chicas pueden crecer pensando que se lo merecen todo, incluso cuando les decimos frases como “qué inteligente que eres”, “eres lo máximo” los chicos pueden creer que son superiores a los demás y que por ello no deben esforzarse más. A veces inclusive, elogiamos de manera indirecta el comportamiento no aceptable. Imagínense por un momento un niño que golpeo a otro y le decimos “en realidad es un buen muchacho, lo hizo sin querer, ahora que le pida disculpas”; al decir esto, minimizamos el problema y no hacemos responsable al niño de su conducta, por su puesto, es muy probable que este niño continúe golpeando. Quiere decir que el elogio positivo no merecido puede llevar a que la persona CREA QUE TIENE DERECHO A TODO y los demás no.
Otra forma de elogio que solemos emplear es implicando nuestros sentimientos y expectativas: “me alegro que tiendas tu cama”, “cuando comes toda tu comida me pongo feliz”, “me siento orgullosa de que saques buenas notas”. Este tipo de elogios en primera persona, a veces trae buenos resultados, sin embargo, para que esto suceda el niño, niña o adolescente tiene que preocuparse de hacer feliz al adulto y debe mantener una buena relación con este. Pero no dará resultado si es que la persona elogiada ha tenido una historia de conflictos con el adulto, o éste constantemente lo hace responsable de sus sentimientos: “me has decepcionado”, “haces que me enoje”, “me pongo triste”, etc. ¿Qué pasa con este tipo de mensaje? Pues se centra es responsabilizar a los demás de nuestros propios sentimientos o estado de ánimo y esto es una RESPONSABILIDAD muy grande para una persona en formación.
También empleamos el elogio inespecífico, cuando nuestros hijos e hijas tienen algún logro, usando frases como “eres genial”, “que inteligente que eres”, “eres lo máximo”; este tipo de elogios hace que la autoestima de nuestros hijos e hijas sea directamente proporcional al logro. En este sentido, sólo se sentirán bien cuando tengan éxito y mal si es que no o cuando se equivoquen; también puede generar que se vuelvan adictos al elogio o que sean personas dependientes a la evaluación de los demás.
La forma correcta de elogiar a nuestros hijos e hijas muestra de manera específica lo que él o ella ha hecho y los efectos positivos de su conducta. Es decir, cuando elogiemos debemos DESCRIBIR la conducta (lo que estamos observando) para poder lograr un cambio. De esta manera, la persona que elogia se convierte en un espejo, tratando de reflejar la conducta del niño o niña. Cuando hacemos esto, los hacemos sentirse orgullosos de sus propias acciones y peden darse cuenta de manera concreta cómo mejorar su comportamiento, es decir los ayudamos en la toma de decisiones.
Imagínese nuevamente una situación específica. Esta su hija o alumna realizando un ejercicio de matemática que le resulta difícil pero al final lo logra. Tal vez el primer elogio que se nos viene sería “qué trome” o “qué inteligente”, sin embargo un buen elogio sería “veo que fue difícil realizar esos ejercicios, pero al final lo lograste” “Te diste cuenta que el hecho que te hayas quedando estudiando ayer dio buenos resultados”.
Cuando usamos este tipo de elogios, estamos permitiendo a los niños, niñas y adolescentes, sentirse orgullosos de sí mismos, que puedan reconocer su esfuerzo por mejorar y señalamos además las consecuencias naturales de sus actos. Es decir, los HACEMOS RESPONSABLES de sus propias acciones.

Sigamos elogiando a nuestros hijos, hijas, alumnos y alumnas, pero prestando mayor atención a lo que decimos y la manera cómo lo decimos.

"... no hay nada de malo en ayudar a los estudiantes y a otras personas a que se sientan orgullosas de sus logros y buenas obras. Pero hay suficientes razones para preocuparse cuando se motiva a las personas a tener una alta autoestima cuando no se lo han ganado. El elogio debería estar atado al desempeño (incluyendo el mejoramiento), en lugar de darse gratuitamente como si todo el mundo tuviera derecho a él simplemente por el hecho de existir"
Roy Baumeister

jueves, 8 de octubre de 2009

Premio


Muchas gracias a http://grupomaternal.blogspot.com/ por el premio otorgado. La verdad que no lo esperaba. Ha sido una grata sorpresa y me incentiva a seguir escribiendo, tratando de contribuir con un granito de arena a la buena crianza de niños, niñas y adolescentes.

Aprovecho para extender este premio a:

Yolanda Raygada http://allemanoti.blogspot.com/una maravillosa madre bloguera que comparte sus experiencas con otras madres primerizas, tratando de dar lo mejor de sí a su pequeño Ian.
Lu, con su blog http://mamadedoschancletas.com/ quien a través de su formación profesional como psicóloga y su rol de madre mira desde otra óptica el desarrollo del niño.

domingo, 4 de octubre de 2009

Mejorando la Autoestima de Nuestros Hijos e Hijas

La Autoestima juega un papel importantísimo en la estabilidad emocional de las personas. Aceptarse, quererse y valorarse son premisas básicas para disfrutar de un relativo bienestar personal, es decir alcanzar la salud mental y porque no, la salud integral.
Quererse a sí mismo da seguridad. Por el contrario, la ausencia este sentimiento es un síntoma frecuente en una gran cantidad de trastornos psicológicos, ya que una pobre autoestima está relacionada con conflictos de tipo emocional y conductual.
La Autoestima es el valor que cada persona tiene de sí misma y cómo ésta se percibe. Se basa en todos los pensamientos, sentimientos, sensaciones y experiencias que sobre nosotros mismos hemos ido recogiendo durante nuestra vida; creemos que somos listos o tontos, nos gustamos o no.
Una persona con elevada autoestima irradiará sentimientos y actitudes positivas, tanto hacia sí mismo como hacia los demás, de diferentes maneras; mostrándose eufórico, sonriente, acogedor, optimista, creando ilusiones, mirando al rostro con franqueza, tendiendo la mano con firmeza y calor humano. Nuestro nivel de autoestima variará según diversos factores.
La autoestima, además es aprender a querernos y respetarnos, es algo que se construye o reconstruye por dentro. Esto depende, también, del ambiente familiar en el que estemos y los estímulos que este nos brinda.
Es bien sabido que el afecto de los padres hacia los hijos da origen a la seguridad que puedan tener ellos mismos. Es por ella que la familia debe ser constantemente un contingente afectivo para el niño. Al igual que nuestro organismo necesita alimentos para vivir y desarrollarse, nuestro espíritu necesita cariño, afecto, amor y estímulo para un adecuado desarrollo. La seguridad que le proporciona la familia al niño, es la base de su estabilidad psíquica y emocional.
Creemos que valemos tanto como somos vistos en el medio social, familiar, laboral o escolar; por nuestras habilidades, actitudes, destrezas, dones y cualidades, nuestros atributos físicos, etnia, color de piel, educación y otros factores.
Entonces la autoestima no es en realidad el valor social que proyectamos a los demás, sino la retroalimentación de ese valor; es nuestra propia percepción, es decir, la interpretación que hacemos del aprecio o rechazo que los demás nos demuestran.

¿Cuáles son las características de una persona con adecuada autoestima?
  • Disfruta más de los demás.
  • Da por supuesto que es una persona interesante y valiosa para otras.
  • Reconoce y acepta sus propios sentimientos positivos como negativos.
  • Es sensible a las necesidades de los otros.
  • Confía más en sí mismo.
  • Tiene una alta tolerancia.
  • Ofrecer más de sí al mundo.

Y ¿Cuáles son las características de una persona con baja autoestima?

  • AUTOCRITICA RIGUROSA que la mantiene en un estado de insatisfacción.
  • HIPERSENSIBILIDAD A LA CRITICA, se siente exageradamente atacado, echa la culpa de sus fracasos a los demás o a la situación.
  • INDECISIÓN CRÓNICA, por miedo exagerado a equivocarse.
  • DESEO INNECESARIO DE COMPLACER, por que no se atreve a decir NO.
  • PERFECCIONISMO, autoexigencia esclavizada de hacer “perfectamente” todo lo que intenta.
  • CULPABILIDAD NEUROTICA, exagera la magnitud de sus errores y no se los perdona.
  • HOSTILIDAD, muy irritable, siempre a punto de estallar.
  • TENDENCIAS DEPRESIVAS, negativismo generalizado, inapetencia al gozo de vivir (todo lo ve oscuro)

¿Cómo mejorar la autoestima de nuestros hijos?

  • Sea tolerante y flexible.
  • Examine sus sentimientos hacia su hijo, pregúntese qué siente por él y qué esperaba de él ya ello le permitirá aceptarlo y valorarlo por lo que es y no de acuerdo a sus expectativas.
  • No compare a sus hijos, no alabe excesivamente a los hermanos. Alábelo por sus pequeños logros sin caer en el exceso.
    Déle responsabilidades de acuerdo a su edad y liderazgo.
  • No permita que entre hermanos se ridiculicen.
  • Apóyelo para que desarrolle algún talento.
  • Cuando lo regañe refiérase a su conducta y no ataque a la personalidad.
  • Hable en forma positiva.
  • Converse con sus hijos.
  • Si le hace una promesa, cúmplala.
  • Dedíqueles tiempo de calidad. Ello le permitirá conocerlos y manifestarles su cariño a cada uno de sus hijos por separado.
  • Sea un ejemplo recuerde que los niños aprenden lo que ven y ellos desean ser como sus padres.
  • Ayúdele a compensar, es decir, descubra los puntos fuertes de su hijo y ayúdele a sacar provecho de ellos.
  • Cuando su hijo tenga una experiencia negativa permítale expresar sus sentimientos.
  • No los complazca en todo.
  • No trate de resolverle sus conflictos.
  • Las palabras de aliento y afirmación son necesarias para la autoestima de su niño.
  • Establezca las reglas con anterioridad y las consecuencias. Sea firme y constante eso. Cuando su hijo falle enséñele que el castigo es consecuencia de su conducta.
  • Demuéstreles todo el tiempo que los quiere. Exprésele su cariño con contacto físico, abráselo, sea cariñoso.

    “Sólo podemos respetar a los demás cuando uno se respeta a sí mismo. Sólo podemos dar, cuando nos damos a nosotros mismos. Sólo podemos amar, cuando nos amamos a nosotros mismos”
    Abraham Maslow

lunes, 14 de septiembre de 2009

Frustración y autoagresión en la infancia

En varias ocasiones me he encontrado con familias muy preocupadas porque han visto que sus hijos e hijas tienen formas "exageradas" de expresar su enojo o frustración, por medio de berrinches, tirando cosas, rompiendo su juguete favorito o peor aún autoagrediéndose: se golpean la cabeza, se arañan, gritan, se jalan el cabello, etc. Lo que nos indica que el niño está haciendo un llamado de atención y un grado de frustación elevado al no lograr lo que desea. Pero ojo!, esto no significa que el niño esté mal atendido o descuidado sino que en la mayoría de los casos habla de algo normal pero que requiere de ciertos cuidados y contención familiar.


Causas de la autoagresión
No se puede hablar de un solo factor responsable de esta situación sino de la sumatoria de varios factores que pueden desencadenar este tipo de comportamiento. Algo importante que mencionar es que estos episodios se presentan con mayor frecuencia entre los niños y niñas más activos y llenos de energía.

Señalemos algunas de las principales causas:
Desarrollo del ego
Tanto los berrinches, rabietas, o cuadros de enojo exagerado representan el choque de la personalidad en el desarrollo evolutivo del niño con la voluntad de sus padres.
El niño en su búsqueda de demostrar poder, de querer realizar las cosas a su manera y de llamar la atención recurre a estas formas y en muchas ocasiones esta conducta se ve incrementada si logra su cometido (llamar la atención).
Los padres deben saber que un episodio de este tipo mal manejado puede ser capaz de terminar en un hábito. El niño capta rápidamente que este comportamiento le trae beneficios, logrando que los padres cumplan con sus deseos. Sin embargo, no por esto hay que pensar que este tipo de reacciones tienen como base la mala intención o maldad, sino simplemente es la búsqueda de una satisfacción secundaria, es decir, ¿qué consigue el niño al comportarse de esa manera?

Inseguridad
La inseguridad generada por cualquier circunstancia es una causa de peso para producir estos episodios (ansiedad de separación en los niños pequeños, por ejemplo).

Disciplina, laxa, sobreprotección versus disciplina rígida
Estos cuadros se ven con mucho más frecuencia en niños sobreprotegidos y que no fueron educados con una adecuada disciplina. El niño se da cuenta que al igual que con sus berrinches, por es medio puede conseguir lo que quiere.
Por otro lado, también con una educación basada en una disciplina muy estricta puede causar este comportamiento. Por eso los profesionales de la salud insistimos en la búsqueda del equilibrio al proteger, guiar y educar al niño; por medio del sano ejemplo y siendo firmes y consistentes pero no rígidos en el trato con el pequeño en el momento de descontrol.

Padres dubitativos
Si los padres no demuestran seguridad, lo único que se logra es que el niño se siente confundido y facilita la presencia de berrinches, agresiones y autoagresiones.
Si un padre o madre prohíbe algo y el otro lo desautoriza frente al niño, se le está dando un doble mensaje que lejos de ayudar, trae consigo más problemas e instaura esta conducta.

Por imitación
El niño que ve al padre o a la madre que se descontrolan, que son presos de su mal humor, que tiran objetos y golpean puertas tiene un ejemplo a seguir, o los padres que se muestran inseguros o ansiosos frente a determinada situación, les trasmitirán esta misma angustia al niño.

Demostración de nuevas habilidades
El niño también demuestra de esta manera su inicio en la toma de responsabilidades y muestra así también las habilidades que va adquiriendo con su desarrollo.
Por ejemplo los padres con la intención lógica de evitarle posibles accidentes pueden no permitir ciertas actividades que recientemente el niño ha aprendido y esto afecta el orgullo del pequeño produciendo enojo y frustración que no sabe manejarla y que la demuestra a través de la autoagresión.

Inteligencia
Estos tipos de episodios no tienen relación con el nivel de inteligencia del niño, pudiendo aparecer tanto en niños muy avanzados como en aquellos que sufren retardo mental.

Impaciencia, cansancio y problema de pareja entre los padres
Muchas veces los padres suelen estar agotados por lidiar todo el día con un niño exageradamente irritable, lo que hace también que ellos se agoten. Esto hace que el cuadro pueda potenciarse y formar así un círculo vicioso inagotable.
Otro factor a destacar es el caso de familias donde existe problemas de parejas. Esta situación produce tensión en la vida cotidiana y repercutiendo en la personalidad del niño (independientemente de la edad, los niños son expertos en el lenguaje no verbal). El primer paso para resolver estos cuadros es el de una sana autocrítica en cuanto a la relación familiar y la búsqueda de un equilibrio.
La autocrítica debe ser realista pero positiva, no sirve si se asume autocrítica como reproche. En base a esta autocrítica realizar acciones para el cambio.

¿Qué hacer?
Muchos bebés realizan actividades repetitivas (como chuparse el dedo, golpearse la cabeza contra algo, mecerse, etc.) para auto consolarse o descargar tensiones. En general se trata de hábitos que comienzan como exploraciones normales de modos de hacer frente al estrés, pero que se hacen problemáticos cuando el niño está bajo mucha tensión o cuando los padres reaccionan en exceso. Cuando un niño se autoagrede es necesario detener estas conductas en algún momento, y guiarlos para que no pase a mayores.
Estos comportamientos suelen generar gran alarma en los padres, y en consecuencia, intentos por reprimirlos y controlarlos. Sin embargo, esta reacción de los padres genera que el comportamiento del niño se refuerce y comiencen entonces a utilizarlo como una forma de rebelión frente a sus progenitores.
Por otra parte, la edad en que se encuentre el niño es importante ya que en este caso está marcada por profundos cambios. El caminar (o el estar en vías de hacerlo) produce una especie de “revolución”. Esto puede hacer que el comportamiento del niño se desorganice temporalmente para reorganizarse una vez que el logro de la marcha se haya consolidado.
Es importante consultar con el psicólogo o pediatra y resolver de manera conjunta todas las dudas sobre el niño. También es necesario asegurarse de que el niño no se haga daño (por ejemplo, proteger las superficies sobre las que se golpea la cabeza).
Finalmente, intentar comprender el origen de la conducta: ¿existe algún cambio en el ambiente que haya podido estresarlo? ¿por qué demanda más atención?
Abrazarlo, contenerlo, dándole cariño pero mostrando serenidad, con un tono de voz suave que calme su ansiedad es lo mejor. Desviar su conducta y empezar a jugar con él es otra opción que puede dar resultado.
Pero si su comportamiento y las dudas persisten, se sugiere consultar a un profesional de la salud mental especialista en niños, en este sentido un psicólogo o psiquiatra infantil para explorar más a fondo las causas y posibles soluciones.

Pero ante todo: tener mucho paciencia y tratarlo con el amor y respeto que merece.

"Los niños y niñas necesitan nuestra humanidad. No necesitan que nos comportemos perfectamente. Necesitan que creemos un ejemplo de cómo vivir eficazmente en el mundo. Necesitan nuestra "humanidad" imperfecta. Cuanto más seamos nosotros mismos, tanto más les damos permiso para que sean ellos mismos."

martes, 8 de septiembre de 2009

¿Quién Manda a Quien?

Cuando converso con padres y madres de adolescentes, me comentan las dificultades que experimentan para poner límites a sus hijos durante esta etapa. Y es que la adolescencia es una de los momentos más difíciles en la vida del ser humano, no solo para los hijos, sino también para los padres.
Delia Molinari, madre y psicóloga experta en temas de crianza, nos da algunos consejos para que nuestro paso por esta etapa sea un momento maravilloso donde padres e hijos puedan crecer juntos en un ambiente de diálogo y armonía.

Durante mucho tiempo se ha considerado que las dificultades de comportamiento de los adolescentes son sólo consecuencia de los cambios físicos y psicológicos que atraviesan; les ponemos de nombre “Rebeldía de la adolescencia” y lo dejamos pasar sin detenernos a pensar que ellos forman parte de un sistema familiar en el que cada uno de sus miembros influye en el otro y que los comportamientos presentes cumplen una función en la interacción cotidiana.
Una de las principales dificultades que experimentamos los padres y madres con nuestros hijos adolescentes se relaciona con el cumplimiento de las normas establecidas en casa, dejan de “obedecernos” y, por el contrario, “reclaman” y “cuestionan” cada hecho o pauta que se les indica.
Cuando nuestros hijos llegan a la adolescencia conviene hacer una revisión de nuestras reglas y las formas que elegimos para hacerlas cumplir pero sobre todo debemos poner especial atención a nuestra capacidad de estar de acuerdo en lo que les transmitimos con nuestras palabras y actos.

Algunos consejos:

  • Nuestros hijos continúan necesitando limites, sólo que más amplios y flexibles pero igualmente claros, como cuando era un niño.
  • Es importante que tanto el padre como la madre digan y hagan lo mismo sobre las normas familiares a los hijos.
  • Elogie los esfuerzos que su hijo/hija hace para cumplir con los acuerdos a los que han llegado (permisos, deberes, etc)
  • Si su hijo/hija no cumple con los acuerdos realice una evaluación mediante una comunicación clara. Intercambie ideas y dialogue en lugar de imponer razones, escuche, dialogue.
  • Procure comprender los sentimientos del adolescente: ¿cuál es su perspectiva? Ayúdelo a observar su propia actitud y reacciones.
  • Explique porque se opone a algo o los castiga.
  • Escúchelos cuidadosamente antes de decidir, haga preguntas aclaratorias.
  • Analice junto con ellos el QUÉ hace, que POR QUÉ lo hace... en el por qué, ¡a veces las respuestas no son fáciles... es mejor saber qué hace para apoyar o desalentar una conducta concreta.
  • Evite caer en comentarios hirientes o irónicos. No dé importancia a esos comentarios de su hijo/a, a no ser que sean graves.
  • Delegue responsabilidades de la casa en sus hijos e hijas, asi los prepara para la posterior independencia.
  • Valore la escuela y su esfuerzo, no sólo en el aspecto académico, sino como medio para aprender y entrenarse en las diferentes exigencias que conlleva la vida
  • Mantenga atención sobre los horarios, actividades, propinas-manejo de dinero, regalos, tiempo de TV, tiempo libre.

¿Cómo lograr que nuestros hijos e hijas cumplan con los acuerdos que tenemos?

  • Fijen un espacio (día, hora) en el que puedan sentarse a discutir amistosamente el acuerdo y que esta pasando con relación a su cumplimiento. ¿Qué dificultades encuentra para cumplirlo?
  • Hagan juntos una lista de posibles soluciones que les agraden a ambos.
  • Acuerden una fecha y limite de tiempo para el cumplimiento a partir de las posibles soluciones halladas.

Ps. Delia Molinari Arroyo
Psicóloga Clínica
Consejera familiar

delimol@gmail.com


"No le evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles más bien a superarlas" Louis Pasteur

lunes, 31 de agosto de 2009

Conociendo el desarrollo del niño de 0 a 3 años para prevenir y detectar problemas

El desarrollo del ser humano es un proceso maravilloso, complejo y continuo, marcado por etapas de cambios bruscos que se evidencian en progresos o regresiones en su comportamiento. Su vida se inicia mucho antes del momento de la concepción. Inclusive se inicia mucho antes de que exista el deseo de la madre de concebir un hijo, mucho antes de conversar con la pareja sobre el tema, antes de comunicar a la familia sobre el embarazo, sin embargo con su alegría, tranquilidad y deseos de tener un niño sano contribuirá positivamente a su desarrollo.

Al principio el bebé permanecerá la mayor parte del tiempo es una especie de zona intermedia entre el sueño y la vigilia, está casi dormido. La madre actuará entonces como un escudo protector entre el niño y el medio ambiente, seleccionando todo aquello que es beneficioso para él, hasta que este nuevo ser adquiera la confianza básica para enfrentarse a este nuevo mundo lleno de sorpresas que el deberá ir descubriendo a su debido tiempo, para esto, la madre deberá proporcionarle la seguridad necesaria lograr ser independiente dentro de unos límites claros y flexibles que se vayan ajustando según la situación.
Esto significa que durante la primera infancia se privilegia la presencia de una figura significativa al lado del niño que le proporcione seguridad, como la cual podrá formar un vínculo afectivo (en el mejor de los casos, la madre) Esta “figura significativa” permitirá al niño sentirse seguro para que progresivamente a lo largo de su existencia pueda ser más autónomo, seguro de sí mismo para poder explorar con confianza el mundo que le rodea.
Durante esta etapa el contacto físico cobra especial importancia para la seguridad del niño. El solo hecho de coger al bebé al hombro, mecerlo, cantarle, darle pecho, mirarlo detenidamente, besarlo y otras conductas nutrientes asociadas al cuidado, son experiencias ricas que fomentan la vinculación afectiva. Esto quiere decir que las primeras experiencias de relación que tienen los niños son las que proporcionaran los patrones de comportamiento que ellos asumirán como las habituales en su vida. Es decir, que, con lo que hacemos con ellos hoy, lo reproducirán ahora y en el futuro en sus relaciones con los demás.

Las primeras experiencias afectivas positivas de los primeros años, preparan al niño a enfrentar situaciones difíciles y crear lazos afectivos duraderos y estables. Por otro lado, el niño que no tiene una adecuada vinculación afectiva, crece con inseguridad y desconfianza respecto a los otros. En el niño inseguro la tendencia a la exploración se inhibe o debilita hasta llegar incluso a la incomunicación. En este sentido la madre es el “organizador psicológico” necesario para la salud mental del niño. Por ello los cuidados de la madre son importantes para que el niño desarrolle sentimientos de confianza en sí mismo y en los demás. Una relación satisfactoria con la madre o la persona que la sustituye contribuye a que el niño se sienta valioso y desarrolle una autoestima y autoconfianza adecuada.

Aproximadamente del cuarto al décimo mes, el entorno inmediato cobra importancia y dentro de este entorno la familia. En este sentido, la familia debe ser un lugar donde el niño encuentre afecto, estabilidad, tranquilidad y seguridad que le permitan formarse, desarrollar sus potencialidades y una adecuada salud física y psíquica.

El niño ya es capaz de reconocer a la madre y a otras personas que lo atienden, lo hace con sonrisas y múltiples manifestaciones inarticuladas pero correspondientes a otros tantos patrones bien precisos, establecidos a través de la alimentación, el baño, el vestido y las expresiones de cariño. Poco a poco va adquiriendo mayor dominio de su cuerpo, experimentando mucho placer al ejercitar sus miembros. A la vez, está continuamente aprendiendo el contenido social elemental de los sucesos domésticos: por ejemplo puede predecir cuando le preparan el biberón y paralelamente se va dando cuenta que es un ser independiente a su madre lo que contribuirá a su independencia, mostrando interés por su casa y disfrutando en sus cortas expediciones por este nuevo mundo exterior.
Esta etapa, esta marcada también por la articulación de algunas palabras simples tales como “papá” y mamá” además del inicio de la alimentación complementaria, es decir por el destete, el cual deberá ser progresivo y lo menos traumático posible para que no genere frustraciones significativas en el niño, ya que el alimento para el niño está relacionado con la provisión de cariño de la madre ya que a través de éste se establecieron sus primeros contactos afectivos con ella. En muchos casos el niño puede experimentar una ansiedad moderada frente a la separación, lo cual no debe preocuparnos ya que progresivamente desaparecerá.

Durante todo el primer año debemos Intensificar al máximo los besos, caricias, miradas y contactos de piel a piel. Hacia los 12 a 18 meses, el niño mostrará una significativa tendencia a repetir las acciones que le han sido festejadas, el mismo se complace tanto con esto como a las personas que le rodean. A través de estas situaciones, comienza a sentir su propia identidad, que habrá de convertirse más tarde, en el núcleo de un creciente sentido de la personalidad.

El niño ya empezó a caminar y junto con esto se está volviendo cada vez más independiente, ahora el niño quiere hacer algunas cosas por sí mismo, es entonces cuando se inicia la puesta de límites y empieza a reaccionar ante un No. Esta etapa también está marcada por una actitud más sociable y el inicio del uso de las palabras para comunicase, recurriendo a las vocalizaciones u otros medios para atraer la atención sobre sí.

Ya en la segunda fase de la infancia, (la cual se inicia a los 18 meses hasta los 3 años), el niño empieza a reclamar lo “mío” y distinguir entre “tú” y “yo”. Tornándose mucho más oposicionista, puesto que no le agradan los cambios repentinos, ni los límites y trata de evitarlos echándose al suelo, retrocediendo, corriendo para esconderse, gritando, luchando y lanzando golpes al aire. Este oposicionismo revela la inmadurez social de este nivel cronológico. Su psicología exige reglas graduales y moderadas, las palabras no significan demasiado para él, es por ello importante ser congruente con lo que se le dice y hace. Por esta época empieza a adquirir control voluntario de sus esfínteres, empieza a “avisar” que tiene ganas de ir al baño con palabras ya que su vocabulario se ha incrementado, ahora tiene un repertorio de más de 20 palabras.

A nivel de juego, prevalece el juego imitativo y solitario, el cual se torna cada vez más elaborado y frecuente y, conforme va avanzando en edad empieza a jugar con otros niños, pero sus contactos con otros niños son casi exclusivamente físicos, pues lo que prevalece es el juego solitario o de tipo paralelo. Al finalizar está etapa, el niño ya es capaz de usar las palabras para expresar sus sentimientos, sus deseos y sus problemas. Habla mucho consigo mismo, a veces de manera practica y experimental del lenguaje, pero también como si dirigiera a otro o a una personal imaginada.

Ocasionalmente puede tener estallidos emocionales, pero estos suelen ser breves, iniciándose las pataletas que deben ser controladas a través de la puesta de límites ya que el niño es capaz de aceptarlos a esta edad.

Durane los 3 años será una etapa donde pueden surgir muchos temores infundados, como miedo a la oscuridad, a los fantasmas, es entonces que debemos ser cautelosos pues hay miedos que pueden instalarse de forma patológica. Lo más adecuado es acompañar al niño y demostrarle que sus miedos son infundados e investigar por qué razón siente ese miedo. Para contribuir al adecuado desarrollo emocional del niño, la clave está en que la familia le proporcione seguridad. El hecho de poder contar siempre con sus padres y que éstos calmen sus miedos y angustias, le proporciona un piso emocional firme y un techo afectivo que lo contienen; permiten la realización de sus potencialidades y el llegar a tener una buena salud psicológica.

Aún cuando los padres están separados es posible crear un ambiente saludable para el niño, explicándole según la edad, con claridad y coherencia lo que ha pasado. Del mismo modo, estableciendo los límites dentro de los sistemas padres y pareja, sistemas totalmente diferentes y que abarcan responsabilidades distintas. En este caso los padres deben anteponer sus responsabilidades de padres antes que los propios y evitar involucrar al niño en el proceso de separación y divorcio. Si la separación se da con armonía y respeto y se establecen bien las pautas de crianza, el niño crecerá con pocos o ningún problema, asumiendo que sus padres pueden vivir en lugares separados y tienen el derecho de reconstruir su vida personal, sin embargo él siempre contará con el amor incondicional de ambos, ya que la conducta de los padres garantizará esa seguridad emocional.

Cualquiera sea el tipo de familia, es necesario marcar pautas de convivencia en el hogar, siempre basados en el respeto hacia el niño. Si existe una adecuada comunicación y mutuo respeto entre padres e hijos, se podrán llegar a acuerdos mediante los cuales el niño podrá crecer de manera sana y con un alto sentido de responsabilidad hacia sí mismo y hacia los demás.

miércoles, 26 de agosto de 2009

La Importancia del Juego en los Niños

Cuando vemos jugar a un niño con un trozo de madera. Lo envuelve en unos trapos, habla con él, a través de su boca expresa lo que el madero quiere, siente y piensa. Dialoga con él, le da de comer y de beber, lo acuesta en una caja de cartón que hace de “cuna”, decimos, sonriendo “el niño toma la madera por un muñeco; su fantasía transforma el trozo de madera en un muñeco con el cual jugar, y esto es propio del pensamiento de los niños”
Pero nos equivocamos. La madera no ocupa “el lugar” del muñeco, no es muñeco: es el niño del niño, y lo que el niño hace con el trozo de madera es mucho más de lo que nosotros, los adultos, entendemos por un juego. El niño al jugar con la madera lo considera un niño vivo al cual cuida. Sólo cuando comprendamos ésto podremos comprender al niño “que juega”, entenderlo, penetrar en su interior cuando derrame por su trozo de madera las más amargas lágrimas o cuando reciba de él los mayores gozos y más profundas penas. Si le quitamos al niño “su niño” y lo botamos a la basura nos quedaremos pasmados ante las reacciones del niño. ¡Hemos cometido un auténtico crimen, y nuestro niño se sentirá aterrorizado al ver de lo somos capaces y lo que puede esperar de nosotros!
A través de este pequeño ejemplo podemos darnos cuenta de la importancia del juego en la primera infancia. El juego en el niño es “no es cosa de juego” es el medio natural de autoexpresión, medio por el cual el niño se desarrolla durante la infancia. Lo usa para recrear lo vivido, exteriorizar sus emociones, sentimientos, frustraciones, fantasías entre otras cosas.
Durante la primera infancia, a través del juego se van a establecer relaciones de sumisión, de dominación, de aceptación, rechazo;mezclándose diversos sentimientos: deseos, dependencia, trasgresión, omnipotencia, impotencia, chantaje, entre otros.
Lo que se privilegia durante el juego no es lo racional, sino lo emocional lo afectivo, ligado a procesos de placer y el displacer. Esto favorece la manifestación de sentimientos: deseo, amor, odio, celos, etc., sentimientos que suelen estar ligados a recuerdos conscientes e inconscientes de la infancia, que han contribuido a estructurar nuestra personalidad.
Cuando nuestro hijo juega, debemos mirarlo y tratar de ponernos en su lugar, tratar de sentir; si en un momento dado me invita a su juego y siento que puedo participar de él sin imponer reglas, entonces puedo entrar. Al adulto le cuesta entrar de lleno al mundo de la fantasía, y participar del juego nos asusta y entonces ponemos límites.
Un buen ambiente tolera los impulsos agresivos. El niño juega y la agresión puede ser placentera, pero es inevitable para el niño enfrentar el daño real o imaginario contra alguien. Elegir el juego para hacerlo es una forma de controlar su agresión y si lo hace, está expresando entre otras cosas la confianza que tiene en nosotros y en el ambiente que le proporcionamos.
El juego es algo sumamente productivo y sano, pues evita que el niño pase largas horas viendo televisión, jugando en la computadora o con los juegos de video, lo que no tienen muchas ventajas, en todo caso, comparadas con el juego libre que contribuye a enriquecer su creatividad y pensamiento.
Un juego saludable es aquel donde el niño pueda jugar libremente, donde no tenga límites para el movimiento, para la fantasía, para dar rienda suelta a su imaginación, para sentir y canalizar sus emociones y luego regresar a la realidad. En la diversidad de la experiencia está el desarrollo de las múltiples posibilidades creativas. Brindarles materiales y espacios que le permitan explorar y aprender, pero confiando en el juego natural. Pero a veces los adultos tendemos a buscar juguetes “educativos” y damos pocas oportunidades para seguir con la curiosidad y dejar que descubra por sí mismo, que improvise, dejando de lado la propia capacidad de aprendizaje permanente que se da en el juego libre.
Tenemos que arriesgarnos!!!! Si el garaje puede ser un día la galería de arte, o la tina la piscina de muñecos, o la tierra la masa de torta, ensuciemos y luego ordenemos. Todo esto tiene un sentido para la vida del niño. Entonces, la actitud del adulto debe basarse en el respeto incondicional hacia el juego del niño. Nuestra compañía no puede ser inhibidora ni prohibitiva. La fantasía es ilimitada, extensa, eso es un privilegio y si el niño quiere ser un elefante, una canoa, o un rey, nosotros aceptaremos su propuesta. Recordemos que eso viene de su mundo interno, es parte de sus tesoros emocionales y por lo tanto sus ocurrencias siempre serán válidas.


"Es en el juego y sólo en el juego que el niño o el adulto como individuos son capaces de ser creativos y de usar el total de su personalidad, y sólo al ser creativo el individuo se descubre a sí mismo"
D. Winnicott

jueves, 20 de agosto de 2009

La Sexualidad en la Infancia

El tema de la sexualidad infantil es un tema polémico, puesto que muchos padres se niegan a pensar y a aceptar que sus hijos poseen sexualidad desde el momento en que nacen.
En efecto, la educación sexual es un proceso que se inicio desde el momento que nace un niño y dura toda una vida, sin embargo a veces no es una tarea fácil para los padres por que se mezclan, nuestras ideas, temores, prejuicios y conceptos en torno a este tema que no lo tenemos tan claro. En lo cotidiano estamos alertas del desarrollo de nuestro hijo, lo estimulamos y estamos muy pendientes de su evolución cuanto al comer solos, a caminar, a que tengan buenos hábitos, etc., pero nos olvidamos de la sexualidad. Existe todavía demasiado tabúes para hablar del tema. Los padres están siempre lanzando elogios al pelo, a los ojitos, a los cachetes del niño, pero no hablan de sus órganos sexuales. Pero debemos tener en cuenta que así hablemos o no del tema, estaremos ya transmitiendo educación sexual a nuestros hijos.
El desarrollo de la sexualidad humana empieza con el contacto físico, cuando los bebés son sujetos y acariciados. Eso es necesario y natural que ocurra. No se debe privar al bebé de contactos corporales. Es necesario reconocer al niño como ser sexuado, en relación consigo mismo y con otros, para que se construya una identidad sexual propia. La sexualidad infantil es una de las puertas por la cual el niño desarrolla su personalidad y sus relaciones con la afectividad.
La sexualidad es una cosa natural en los seres humanos, una función como tantas otras, como comer, caminar, leer, estudiar, etc. Y como tal, debe ser un tema tratado con naturalidad, honestidad, cariño, y teniendo su propio espacio dentro del proceso educacional del niño.
A diferencia de los adultos, el niño que es un ser inocente y no está influencia por su cultura y la conducta de lo que es bueno o malo en cuanto a la sexualidad, no asume sus conductas sexuales como algo malo ni tampoco las experimenta con culpa, es decir, no conoce el tabú. En este sentido, el niño, utiliza su sexualidad, no sólo como fuente de placer, sino que también como fuente de conocimiento. Es un medio para comprender el mundo, para divertirse, para relacionarse, para conocerse a sí mismo y conocer a los demás.
El problema por lo general empieza cuando los padres por desinformación, se escandalizan con las actitudes que evidencian alguna presencia de sexualidad en su hijo y lo reprimen violentamente, lo que muchas veces puede producir verdaderos traumas y cuando el niño es adulto puede generar una incapacidad de relacionarse sexualmente y profunda frustración, lo que tendrá como consecuencia trastornos psicológicos.
Por ello es fundamental que los padres conozcan qué comportamiento son normales en los niños y niñas.
Las etapas de desarrollo del niño son muy diversas y complejas, pero se puede decir a grandes rasgos que antes de los cinco años las conductas relacionadas con la sexualidad son el mamar, el chupar, el querer percibir todo con la boca, bailar, abrazarse, tener objetos de textura suave, e inconscientemente manejan cierto placer con la actividad de higiene y limpieza a la que son sometidos comúnmente por la madre.
A partir de los cuatro años, el niño tendrá mayor curiosidad por las zonas genitales y buscará comparase con otros niños e incluso con adultos. Es ahí donde empiezan las preguntas difíciles como ¿por qué yo no tengo lo mismo que papá o mi hermano, o ¿por qué tus pechos son grandes y los de papá no?, por mencionar algunos ejemplos.
Es importante que nosotros como padres, mantengamos la calma frente a estas preguntas y no nos turbemos y respondamos con naturalidad y sobretodo con la verdad. Si desconocemos del tema, entonces nos informaremos por el bien de nuestro hijo, pero jamás le demos una información errónea.
A esta edad el género del niño no está bien definido (pues el género no sólo depende del condicionamiento biológico que indica que se es hombre o mujer), y tal vez veamos que adopten conductas femeninas y masculinas indistintamente. Pero esto no debe ser razón para preocuparse, sino que todos lo vivimos en alguna etapa del desarrollo, y luego es superada.
Dependiendo de la actitud de los padres, los niños aprenden si el sexo es bonito o feo, correcto o incorrecto, un tema de conversación o no. Los padres son un modelo con sus actitudes, hablen o no del tema.
Que nuestro hijo no pregunte no significa que no quiera saber. Puede que simplemente no se anima a preguntar con miedo de la actitud que sus padres tendrán hacia el tema. Es que aún hoy en día, en muchas casas, cuando un niño pregunta algo relacionado a la sexualidad es mal interpretado como "grosero" porque lo preguntó en voz alta, "mal educado" porque lo preguntó a otra persona, "fuera de lugar" porque preguntó en la escuela, o "degenerado" porque se siente demasiado interesado y curioso en el tema.
Los padres deben tener muy claro el tipo de orientación que desean dar a sus hijos. Deben considerar que hoy día los niños están muy expuestos a todo tipo de información sobre el sexo (medios de comunicación, juguetes, programas de televisión, dibujos animados, etc.). Por ello es importante estar alerta, y "vigilar" las actividades de nuestros hijos, y si es el caso, ofrecer nuevas opciones de entretenimiento, buscando programas, comprando discos y ropas que estén de acuerdo con la edad del niño, y así garantizando un mínimo de protección. Es conveniente que los niños no sobrepasen etapas. Que no abandonen los juegos infantiles por imitaciones más adultas y comportamientos similares.
La información adecuada a los hijos les ayudará después a enfrentarse a un posible abuso sexual, a una enfermedad, etc. En resumen, les protegerá.

“La sexualidad puede ser tan casta como
el cielo azul despejado de nubes”
(Krishnamurti)

martes, 11 de agosto de 2009

Factores de riesgo en la adolescencia


El ritmo de vida que llevan las familias hoy en día es tan acelerado que cada vez son menos las oportunidades para hablar con nuestros hijos e hijas, sobre todo en estos tiempos que nos exigen ampliar los canales de comunicación con ellos y ellas para prevenirlos de los riesgos que están expuestos al llegar a la adolescencia, puesto que esta es una población de riesgo debido a los cambios que experimentan en esta etapa tales como el deseo de autonomía y deseo de experimentar cosas nuevas, en este sentido, la familia debe estar alerta a cualquier cambio que observara en sus hijos e hijas y prestarles mayor atención y apoyo.
Uno de los mayores riesgos que enfrentan son las Drogas. A pesar de la información que se imparte en colegios y a través de los medios de comunicación, su consumo sigue en aumento, por lo que se deben reducir los riesgos y aumentar la factores de protección desde y en la familia.
Pero empecemos defindiendo qué son las drogas y cuáles son. Las drogas son sustancias cuyos componentes químicos alteran las funciones normales de los seres humanos. Existen sustancias como el alcohol y la nicotina (tabaco) que se venden de forma legal; otras son consideradas como ilegales, como la marihuana, la cocaína, el éxtasis en otras. Las drogas ingresan al organismo de diferentes maneras: pueden ingerirse como por ejemplo el alcohol y los medicamentos, se fuman como el tabaco y la marihuana, pueden administrarse por la vía endovenosa (inyectada) como la heroína y también pueden ser aspiradas por la nariz como la cocaína o por la boca como el terokal.
Las drogas tiene la cualidad de producir adicción, ya que poseen efectos aparentemente placenteros que suelen llevar a quien las prueban, a buscarlas nuevamente para experimentar dichos efectos, a esto se conoce como tolerancia y está encadenado a otra situación que se conoce como dependencia, la cual puede ser física y psicológica. La primera se presenta cuando los agentes químicos de las sustancias invaden el cuerpo y cerebro. La segunda es el estado emocional de búsqueda vehemente de la sustancia. Es por ambos fenómenos (tolerancia y dependencia) que del uso ocasional de las drogas, puede pasarse al abuso y adicción.
Pero no solamente nos vemos enfrentados al problema de las drogas, hoy tenemos un nuevo flagelo que son los trastornos alimenticios: anorexia y bulimia. Cada vez observamos más adolescentes obsesionados y obsesionadas por el tema del peso o con la idea de tener la “figura perfecta”, realizando dietas desmedidas motivados y motivadas por la insatisfacción que les genera su imagen corporal o por la “moda”.
Un trastorno alimenticio es un problema psicológico que se manifiesta a nivel físico, generado por la insatisfacción corporal que manifiesta la persona, sumado a la influencia y presión social por el excesivo culto al cuerpo. Abarca todos aquellos comportamientos relacionados a la ingestión de alimentos: obesidad, ingesta compulsiva de alimentos o “binge eating”, anorexia nerviosa y bulimia nerviosa.
Los más conocidos y frecuentes son la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa. Estos dos trastornos generan insatisfacción y estados emocionales negativos como ansiedad en torno a la comida, el peso y la propia imagen corporal que pueden desencadenar serios problemas físicos y psicológicos para la vida de la persona.


¿Cómo proteger a nuestros hijos e hijas de estos riesgos?
Debemos tener en cuenta que, en nuestras manos está la posibilidad de reducir los riesgos y brindar protección a nuestros hijos e hijas. Para ello, lo primer que tenemos que hacer es asumir la responsabilidad que tenemos como padres y madres y tomar acciones concretas en la crianza de nuestros hijos e hijas, puesto que es en la familia donde aprenderán todo lo necesario para tener una adecuada calidad de vida.

Para lograrlo les recomiendo lo siguiente:

  • Tenga reuniones regulares con sus hijos e hijas y trate de programar citas con ellos/llas así como reuniones familiares. Estas citas van desde ir a comer juntos y jugar algún juego de mesa una vez por semana. Esto incrementará la comunicación con ellos y que ésta sea más abierta y cordial.
  • Si usted y su hijo(a) están caminando por la calle y ven a un grupo de adolescentes bebiendo alcohol, aproveche para hablarle sobre los efectos negativos del consumo del alcohol.
  • Vea la televisión con sus hijos y pregúnteles su opinión.
  • Cuando vea un comercial de antidrogas en la televisión, aproveche el momento para hablar sobre el tema de las drogas. Pregúnteles qué opinan sobre el comercial.
  • Enséñeles a llevar una vida saludable inculcándoles hábitos de alimentación sana y de actividad física adecuadas a sus facultades.
  • Ayúdelos a reconocer sus capacidades y limitaciones infundiéndoles seguridad en sus propios valores y se acepten como realmente son.
  • Fomente la autonomía para que sean capaces de evitar que los excesivos mensajes de los medios de comunicación sobre una imagen corporal falsamente perfecta olvidándose de los valores integrales de la persona.
  • Escúchelos cuando les hablen y mírelos cuando lo hagan.
    Pregúnteles cómo le fue en su día, qué hicieron en el colegio y sobre la relación con sus amigos.
  • Involúcrese de manera activa en su vida. Vaya a sus eventos, por ejemplo, a los deportes, partidos, obras, programas, etc.
  • Juegue juegos con ellos.
  • Conozca a sus amigos y entérese dónde están.
  • Ponga expectativas claras acerca de los espera de ellos y de comportamiento.
  • Sea consistente en su instrucción y disciplina.
  • Pídales su opinión y hágales saber que importante es para usted.

"Tus brazos siempre se abren cuando necesito un abrazo. Tu corazón sabe comprender cuándo necesito un/a amigo/a. Tus ojos sensibles se endurecen cuando necesito una lección. Tu fuerza y tu amor me han dirigido por la vida y me han dado las alas que necesitaba para volar”

lunes, 3 de agosto de 2009

La Puesta de Límites con Amor y Respeto

En la vida de cada persona, es de suma importancia saber poner limites, primero a uno mismo y luego a los demás. Las personas que saben hacerlo serán más equilibradas psicológicamente, tendrán una vida más ordenada y tranquila y una mejor relación con los otros.

Muchos padres y madres piensan que poner límites significa demostrar rigor o falta de cariño. Por el contrario, poner límites es una demostración de cariño hacia los hijos, ya que estamos proyectándonos hacia el futuro para que sean unas mejores personas, autónomas y respetadas.

La puesta de límites se debe hacer desde que nuestros hijos e hijas son muy pequeños porque si no, se corre el riesgo de que cuando sean mayores no tengan incorporado el concepto de autocontrol ni el de saber poner límites a los demás. Al no tener autocontrol, cuando sean adultos se pueden perjudicar a sí mismos a través de diversas conductas que pueden dañar su salud (comer exageradamente alimentos, consumir sustancias dañinas como las drogas o alcohol, etc.)

Es posible que al principio sea dificil, puesto que los niños y niñas manejan mal las frustraciones, quieren ser siempre los ganadores y ganadoras y tener la razón. Hay niños/ñas que tienen más dificultades que otros para elaborar sus frustraciones. Son los padres y madres lo que deben enseñar a sus hijos/as que en la vida siempre van a tener que enfrentarse a frustraciones y que no siempre se gana. Pero sobre todo, deben aprender que en la familia existe el principio de autoridad que radica en papá y mamá como unidad.

Para impartir límites, es de gran importancia el tono de voz, esta debe dar la sensación de autoridad, pero también de amor y consideración por el niño o niña, puesto que la idea no es dar miedo ni asustar al niño o niña para que obedezca, ellos deben obedecer por el respeto que tienen a sus padres. Cuando se pone límites a los niños, hay que hacerlo en forma decidida y no cambiar a cada instante las órdenes pues hace disminuir la credibilidad de los padres frente a los hijos/as, (esto se llama consistencia).

Asi como el tono de voz, también es sumamente importante que ambos padres se apoyen mutuamente en la decisión tomada y que el niño no encuentre mensajes contradictorios. Si uno pone límites y el otro es permisivo no será posible la puesta de límites, porque el niño recurrirá siempre a su progenitor más permisivo para hacer lo que quiera. Aunque los padres no estén de acuerdo entre sí, deberán mostrar acuerdo frente al niño. Después a solas podrán resolver sus desacuerdos.

La disciplina es necesaria para el desarrollo de un carácter firme y socialmente adaptado; pero una buena disciplina no es sinónimos de gritos, castigos o golpes; éstos sólo producen dos tipos de resultados: o un niño rebelde, agresivo e irrespetuoso de las normas de la sociedad, o un niño/ña atemorizado, tímido, socialmente incompetente, carente de iniciativa, fácilmente manipulable e incapaz de hacer respetar su propia individualidad.

Una buena disciplina requiere de aceptación del niño/niña, paciencia dedicación, atención, consistencia, firmeza y flexibilidad de parte de los padres. Ellos deben ponerse de acuerdo respecto a las expectativas, límites y derechos del menor, y hacer que éstos sean expresados en términos precisos o adecuados a su capacidad de comprensión. El reconocimiento atento de sus buenas cualidades y las conductas aceptables, producen un mejor efecto que la crítica o el castigo ante las conductas inaceptables.
Eduquemos con amor y respeto!!

martes, 14 de julio de 2009

La Muerte y los Niños

El día de hoy estuve conversando sobre este tema que es tan dificil de explicar a los niños porque tal vez nosotros como adultos ni siquiera lo terminamos de entender.
La muerte es una experiencia totalmente desconocida para los niños y como tal puede ser experimentada con incertidumbre y miedo, puesto comprenden bien qué está pasando y que viene después.
Sin embargo es importante saber acompañarlo en el duelo, sobre todo si se trata de un familiar sumamente cercano y significativo en su vida. Acompañarlo no significa ocultarle los acontecimientos so pretexto de que no sufra, porque ellos se darán cuenta de lo que pasa a través de nuestro comportamiento y lenguaje no verbal: por ejm. cambios en casa, nuestra tristeza y sobre todo se darán cuenta de la ausencia de esta persona y terminaremos confundiéndolos más.
Debemos contarles qué está pasando aunque es importante estar serenos para trasmitirles esa calma. Al hacerlo, debemos buscar el momento y lugar adecuado; utilizaremos un lenguaje sencillo, explicaciones apropiadas y sinceras para su edad y nivel de comprensión.



¿Cómo explicar la muerte?

  • Podemos decirle “Ha ocurrido algo que es muy triste, tu abuelita ha muerto y ya no estará más con nosotros porque ha dejado de vivir…”
  • Sería bueno también explicarle en breves y sencillas palabras la causa de la muerte “tu abuelita estuvo muy muy enferma, esa enfermedad le causó la muerte….” Esto es importante para que el niño sienta que las personas se mueren cuando están muy enfermas, salvo alguna muerte accidental, en este caso tenemos que decirles y recalcarles que la persona quedó muy muy mal herida.
  • Si la muerte fue por suicidio, de nada sirve ocultarlo porque tarde o temprano, se acaban enterando por alguien ajeno a la familia. Es mejor pues explicar al niño qué es el suicidio y responder a sus preguntas.

A diferencia de los adultos, los niños no experimentan un duelo intenso y continuo de reacciones emocionales y conductuales ante la pena. Los niños pueden mostrar su pena de manera ocasional y breve, pero en realidad el proceso dura mucho más tiempo que en los adultos. No se sorprenda si aún cuando les halla explicado sobre la muerte, ellos se comporten como si nunca les hubiera dicho nada y es que para que ellos interioricen el significado de esa pérdida tardara un tiempo. No se sorprenda tampoco si vemos jugar y escenificar la muerte en sus juegos, dibujos o conversaciones y es que ellos necesitan “re-escenificarla” para poder procesarla.
Pero lo que más ayuda a un niño frente a la muerte de un ser querido es volver a encontrar el ritmo cotidiano de sus actividades: en el nido o colegio, sus amigos, sus juegos familiares, las personas que quiere. También es importante garantizarle el máximo de estabilidad posible. En ese sentido, no es un buen momento, por ejemplo, para cambiarlo de colegio o para imponerle nuevas exigencias.

Puedes visitar está página: http://nci.nih.gov/espanol/pdq/cuidados-medicos-apoyo/duelo/Patient/page9

lunes, 13 de julio de 2009

¿Por qué mienten los niños?



Los niños siempre dicen la verdad, es una frase muy conocida, pero ¿cuán cierto es esto? Lo cierto es que es un tema que constantemente me preguntan padres y madres.


Los niños poseen todo un mundo mágico lleno de fantasías donde ésta se mezcla con la realidad, a tal punto que es difícil distinguir una de la otra. Por ejemplo, cuando son pequeñitos inventan historias fantásticas o a un “amigo imaginario” con el cual conversan y juegan, o también escuchamos que conversa con sus muñecos y le atribuye cualidades que aparentemente no posee. Eso es totalmente normal.

Pero si ante esto, un adulto lo juzga como "mentirosos", es un grave error al desconocer los periodos por los que pasa el pensamiento del niño hasta llegar a ser objetivo y real.

Por otro lado, cuando un niño miente, es porque tiene un propósito bien definido y posiblemente quiera llamar la atención, ser valorado y apreciado por sus padres y al no conseguirlo inventan cosas con las cuales desean lograr que se les preste la dedicación que anhelan.

Por ello, es importante preguntarnos por qué está mintiendo nuestro hijo o hija, porque es posible que esto se origine en las exigencias excesivas, rigidez de los padres o porque simplemente “aprendió a mentir”. Mentir sin ninguna razón sí es preocupante, sobre todo cuando el niño miente desvergonzadamente en lo más evidente.
Pero debemos tener claro que para que un niño o nina mienta tiene que tener una intención:


Fantasear: Los niños pequeños suelen confundir la realidad con la fantasía, en el sueño o en el juego les gusta inventar historias para divertirse o satisfacer un deseo inalcanzable.
Llamar la atención: Casi todos los niños hacen "show" para exagerar sus logros.
Evitar un castigo: Si el pequeño rompe algo y dice que fue su hermanito, es una forma de salvarse de la situación. Defenderse de una realidad dolorosa: Ej. “mi papá me quiere y siempre está conmigo”

Qué hacer frente a la mentira?
  • Evitemos sermonear, sólo debemos explicarle que entendemos sus razones para evitar ser castigado, pero que para mantener la confianza de los demás, es imprescindible la honestidad.
  • Debemos explicarle los beneficios de la verdad, honradez y confianza.
  • Aclarémosle que todos nos equivocamos y que los errores pueden repararse si los afrontamos.
  • Atendamos lo que quiere decir con sus mentiras.
  • Fijarnos en las circunstancias en las que miente para comprender por qué lo hace:
    – ¿es para obtener algo de los adultos de su entorno?
    – ¿Es para eludir situaciones en las que teme ser castigado?
    – ¿Lo hace para dar una imagen de sí mismo ante sus amigos?
  • Explicarle que mientras diga la verdad no sufrirá ningún castigo. Sin embargo, si ya lo has castigado demasiado por decir mentiras o por no haber estado a la altura de tus expectativas, es muy difícil ganarte su confianza.
  • Felicitarlo cuando afronte y reconozca la verdad a pesar de saber que a sus padres no les va a gustar. Si lo reprendemos al haber dicho la verdad, no le estamos enseñando el beneficio de ser honrado.
  • No seguirle la corriente. Si miente de manera sistemática no debemos "ignorar" sus mentiras. Esto es un error con consecuencias muy negativas. Siempre es mejor confrontarlo.
  • Preguntarle por qué mintió y darle confianza para que explique sus razones. Hay que enseñarle que es más valioso decir la verdad que evitar el castigo.
  • No reaccionar con explosiones exageradas, regaños, castigos o amenazas, porque el niño será el primer sorprendido por la magnitud de sus mentiras, descubrirá que tienen un enorme poder y las dirá de nuevo.
  • No empezar a jugar a los detectives creando situaciones para coger al niño in fraganti. La humillación y la vergüenza no evitan que el niño mienta; al contrario, lo llevarán a intentar mentir mejor, lo que creará más distancia entre vosotros.
  • Si las mentiras aparecen asociadas a un hecho traumático, consultar a un especialista, porque puede ser un síntoma de depresión.
  • Cuando notemos que miente para aprovecharse de los demás o para hacer daño a sus compañeros, es posible que sea un problema que debe ser tratado por un especialista.
Debemos EDUCAR EN LA HONESTIDAD lo que supone expresarse con sencillez, claridad y veracidad y es importante transmitir este valor desde que son pequeños. Los niños deben aprender a decir siempre la verdad, con respeto y sin ofender a los demás.


Solo unos padres honestos pueden criar hijos honestos.Enseñemos con el ejemplo.