Actualmente seguimos con el mismo paradigma, pues aún no nos damos cuenta que los niños deben ser tratados con dignidad y respeto mutuo. Seguimos castigando tanto en hogares como en las escuelas: golpes, gritos, quitando cosas, caritas tristes, detenciones, notas en la agenda, etc. Y me pregunto por qué. ¿Será que realmente creemos que el castigo es la única forma de motivar a los niños? Será que no creemos que los niños se portan mejor cuando se sienten amados, respetados y por lo tanto bien tratados? Nuestros niños tendrán un mejor comportamiento en la medida que nosotros tengamos un mejor comportamiento con ellos.
Padres y maestros debemos construir una nueva tradición de educación, basados en el respeto mutuo y la tolerancia, para poder coexistir en una sociedad democrática donde la paz y el respeto a nuestros semejantes impere.
Cuando estemos plenamente conscientes de la influencia que tenemos en cada uno de nuestros niñ@s, empezaremos a prestar más atención a nuestras propias actitudes y comportamiento y a lo que nuestros niños están aprendiendo de nosotros de acuerdo a lo que viven día a día:
“Si vive con crítica, aprende condenar.
Si vive con hostilidad, aprende pelear.
Si vive ridiculizado, aprende a ser tímido.
Si vive con miedo, aprende a ser aprensivos.
Si vive con vergüenza, aprende a sentirse culpable.
Si vive con tolerancia, aprende a ser paciente.
Si vive con motivación, aprende a tener confianza.
Si vive con aceptación, aprende a amar.
Si vive con aprobación, aprende a quererse a si mismo.
Si vive con reconocimiento, aprende que es bueno tener una meta.
Si vive con honestidad, aprende qué es la verdad.
Si vive con equidad, aprende justicia.
Si vive con seguridad, aprende a tener fe en sí mismo y en las personas que lo rodean.
Si vive con cordialidad y respeto mutuo, aprende que el mundo en un lugar agradable para vivir, para amar y ser amado.”
Si vive con hostilidad, aprende pelear.
Si vive ridiculizado, aprende a ser tímido.
Si vive con miedo, aprende a ser aprensivos.
Si vive con vergüenza, aprende a sentirse culpable.
Si vive con tolerancia, aprende a ser paciente.
Si vive con motivación, aprende a tener confianza.
Si vive con aceptación, aprende a amar.
Si vive con aprobación, aprende a quererse a si mismo.
Si vive con reconocimiento, aprende que es bueno tener una meta.
Si vive con honestidad, aprende qué es la verdad.
Si vive con equidad, aprende justicia.
Si vive con seguridad, aprende a tener fe en sí mismo y en las personas que lo rodean.
Si vive con cordialidad y respeto mutuo, aprende que el mundo en un lugar agradable para vivir, para amar y ser amado.”
Gina Graham
Psicóloga-Certified Positive Discipline Parenting & Classroom Educator
Psicóloga-Certified Positive Discipline Parenting & Classroom Educator
Adaptado del libro "Discipline without Tears" Rudolf Dreikurs. MD.